1. El Relato de Maribel (Continuación de «Del Uno al Diez con Maribel»)


    Fecha: 06/10/2025, Categorías: Hetero Incesto Autor: Afortunadoenelamor, Fuente: SexoSinTabues30

    A aquella noche de placentera oscuridad que compartiera con mi primita, le había seguido un fin de semana relativamente aburrido. Digo relativamente porque, si bien así había sido para mí, pronto habría de descubrir que para ella había sido completamente diferente.
    
    Era lunes por la noche, y nuevamente me encontraba en su habitación. A pedido suyo ambos nos habíamos sentado en su cama quedando frente a frente. Como siempre, Maribel lucía deseable. Por alguna razón había decidido ponerse antes de tiempo su pijama. El mismo consistía en una camisa y un pantalón, ambas prendas hechas con una tela ligera y de un color rojo brillante. Si bien no le marcaban el cuerpo como otras prendas, le daban a mi prima un tipo diferente de encanto, más infantil.
    
    Ansioso por otra noche de nuevos placeres, y sin poder esperar más, le pregunté: «Bueno, ¿qué querías decirme?’. Sonriente, Maribel me dijo que quería contarme algo y, tras voltear la mirada por unos segundos con cierto dejo de vergüenza y suspirar, dió inicio a su relato.
    
    «Es que el sábado mi mamá se ha ido de fiesta, y bieeen tarde ha llegado. Con uno de sus amigos estaba». Apenas escuché aquello, pude sentir como mia ojos se entrecerraban fruto de la inmediata decepción, pues lo primero que pensé fue que se venía una historia de borrachos que no me apetecía escuchar. «Cooosas he tenido que escuchar», agregó ella. Solo por seguirle la corriente, le pregunté: «¿Qué cosas?» Retomando su pícara sonrisa, respondió: «Cosas, pues. ...
    ... Así como lo que vos y yo estábamos haciendo la otra noche, solo que más fuerte se escuchaba».
    
    De más está decir que se me fue la cara de decepción, cambiada por una de sorpresa y acompañada por un ligero temblor que me recorrió todo el cuerpo. «Así, entonces…», siguió ella. «Yo aquí nomás estaba, queriendo dormir, y ellos haciendo haaarto ruido. La pared a cada rato estaba sonando, y ellos sus cosas se estaban diciendo». Esto lo decía con la mirada volteada hacia un lado, evitando mi mirada.
    
    Sin ser de piedra, aunque hecho una piedra por la calentura, no me pude resistir a la idea de estar en las mismas con mi primita. Acercándome a ella, acaricié su mejilla derecha con la mano izquierda, ella con mirada sorprendida, para luego acostarla suavemente y ponérmele encima, asegurándome de quedar entre sus piernas. Por encima de la ropa, nuestros sexos hicieron contacto, y yo di inicio inmediato a los movimientos del amor.
    
    Viéndome con ojos juguetones y dedicándome una sonrisa cómplice, Maribel me reclamó: «Oooye… Te estaba contando para que me escuches, no para que me quieras hacer igual a mí». Sin dejar de moverme, y devolviéndole la sonrisa, le respondí: «Así puedes contarme». Ella solto una risilla y continuó relatando.
    
    Debo ser sincero ahora y decir que no llegué a escuchar lo que me dijo en los siguientes dos minutos, pues estaba más concentrado en la satisfacción que sentía, tanto por el roce de nuestros cuerpos como por la consciencia de estar en la cama con una ...
«123»