1. Carla y el Corazón Roto de Carlos


    Fecha: 13/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos

    Soy Carlos, un Guardia Civil de 38 años destinado en un pequeño pueblo de Andalucía, donde el sol abrasa y el aire huele a olivo y jazmín. Mi divorcio me dejó destrozado, con un vacío que las videollamadas con mi hija, Sofía, no podían llenar. Ella vive en Madrid con mi exmujer, y su ausencia es una herida constante. Un caso de contrabando de ropa de lujo despertó a Carla, una parte de mí que emerge en la noche, envuelta en seda, encaje y tacones. Carla no es solo un disfraz; es una fuerza que toma el control, especialmente en los brazos de Rocío, mi amante, con quien comparto un sexo crudo y desenfrenado. De día, soy el Guardia Civil estricto; de noche, Carla reina, y cada vez ocupa más de mi vida.
    
    El verano trajo a Sofía a pasar unas semanas conmigo. A sus 10 años, es un torbellino de risas y preguntas, y su presencia llenó mi pequeño apartamento de luz. Pero Carla no podía desaparecer. Rocío, siempre cómplice, se ofreció a cuidar a Sofía durante el día, llevándola al mercado o a pasear por los naranjos, mientras yo trabajaba en el cuartel. De noche, cuando Sofía dormía, Rocío venía a mi apartamento, y Carla salía a jugar. Nos encerrábamos en mi habitación, el aire cargado de deseo. Rocío me ayudaba a transformarme: un vestido negro de encaje, medias que subían por mis muslos, maquillaje que convertía mi rostro en el de una diosa. Luego, el sexo era un incendio. Rocío me empujaba contra la cama, arrancando el vestido mientras sus manos exploraban cada centímetro de mi ...
    ... piel. Mi pene, erecto y turgido, encontraba su vagina rosada y apretada, que me recibía con una presión que me hacía gruñir. Ella cabalgaba con furia, sus orgasmos sacudiendo su cuerpo sin parar, sus gritos resonando mientras el semen se derramaba, goteando por sus muslos. Nos follábamos hasta el amanecer, exhaustos, el encaje rasgado y el maquillaje corrido, pero siempre queríamos más.
    
    Una noche, mientras salía del baño como Carla, con el vestido rojo escarlata y la peluca castaña aún puesta, vi a Sofía en el pasillo. Sus ojos, somnolientos pero curiosos, se fijaron en mí. “¿Quién eres?”, preguntó, frotándose los ojos. Mi corazón se detuvo. Me quité la peluca rápidamente, balbuceando que era un juego, y la llevé de vuelta a la cama. Pero al día siguiente, mientras desayunábamos, Sofía insistió: “Papá, ¿quién era esa mujer anoche?”. Intenté esquivar la pregunta, hablando de disfraces y bromas, pero su mirada me atravesó. Entonces, entre risas sobre su día con Rocío, soltó algo que me heló la sangre: “Mamá está saliendo con un hombre raro. Dice que tiene mucho dinero, pero siempre está con gente que da miedo. Creo que venden cosas malas”. Como Guardia Civil, supe de inmediato a qué se refería: narcotráfico. Mi ex, involucrada con esa gente en Madrid, ponía a Sofía en peligro. La preocupación se instaló en mi pecho como una piedra.
    
    Esa noche, mientras Rocío y yo nos perdíamos en otro encuentro salvaje —ella de rodillas, chupando mi polla con una voracidad que me hacía ...
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