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Atada para otro hombre
Fecha: 17/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Hecuba, Fuente: TodoRelatos
... quitárselos. Llevado por el deseo se los quitó rápidamente él mismo. “Méteme primero el plug” Me gusta ponerme mandona cuando estoy atada. Es un automático que me salta de vez en cuando, el ser repelente y respondona para obligar a mi dueño a que se ponga las pilas. A ver cómo reaccionaría este otro. Sabía lo que se hacía y tras un buen chorretón de gel sobre el plug metálico me giró sobre la cama, me medio quitó las braguitas y con mimo me introdujo el tapón en el ano. Fue super fácil que entrara, era pequeñito y cómodo. “Ahora sí, ahora ya puedo sentirme llena”. Luchando contra las cuerdas me lancé contra su polla y me la tragué entera en un solo lento y continuo movimiento. Con la nariz tocando su bajo vientre dejé que se sintiera cómoda en mi boca y se pusiera aún más gorda antes de retirarme. Con su miembro ya fuera de mí le miré sonriente mientras un hilillo de baba caía desde mi labio inferior. “Me encanta”, dije cogiéndome los pies con las manos, imaginándome que estaba atada en un hogtie. La di un beso en la punta, le atrapé el glande entre los dientes y con la lengua comencé a incidir en su uretra sin fuerza pero con velocidad. Me encanta la textura de ese chupa-chups de carne. Es suave, recio, carnoso y esponjoso. Tras un rato dándole mimo y cariño a su miembro sentí su mano cerrándose entorno a mi moño y entendí qué era lo que más le apetecía en ese momento. Así que dejé que él guiara mi ritmo en un intenso y rítmico mete-saca en el que lo ...
... llené todo de babas. “Ni se te ocurra correrte antes de haberme follado”, dije en un momento de respiro. Por la sonrisa que puso él llevaba un rato pensando lo mismo que yo. Con fuerza me echó sobre la almohada y desató mis piernas para dejarme más accesible. Sonriéndonos me arrancó las braguitas y se llevó la mano a la polla dispuesto a encauzarla directa a mi coño. “Amordázame, gimo muchísimo y muy alto cuando me follan” le solté para envalentonarle. No me sorprendió que entre todas las mordazas eligiera la ballgag, lo que sí lo hizo fue la dureza con la que me encasquetó la bola de goma entre los dientes y la fuerza con la que tensó la correa antes de cerrarla con la hebilla. Por fin. Por fin se había cansado de que yo le diera órdenes. Me iba a follar como Dios manda. Con los dedos de una mano abrió mis labios vaginales y apoyó la punta de su polla en la entrada de mi casa del amor. Bastó con que me entrara un poco para que con pasmosa facilidad se colara hasta el fondo en un único movimiento. El primer gemido salió amordazado de mi boca. “Dame duro” le pedí de manera bastante entendible a través de la bola de goma. Era una verdadera delicia sentir como el plug y su polla se oprimían el uno a la otra dentro de mí. Y no se hizo de rogar. Me cogió de los pies forzándome a ponerme en postura de L, apoyó mis tobillos en sus hombros, puso las manos a ambos lados de mi cabeza y sentí sus huevos rebotar en mi culo con cada envite. “¡Más fuerte! ¡Más fuerte!” ...