1. El paraíso del cornudo (extracto 5)


    Fecha: 19/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Abel Santos, Fuente: TodoRelatos

    ... Macarena a su coche —un todoterreno del que presumía— para follársela.
    
    «Pedazo de cerdo —me dije sonriendo—. Este cabronazo no descansa, todo el día pensando en meterla». Aunque pensar en tirarse a Macarena no era algo tan extraño, yo mismo lo habría hecho aquella tarde si no fuera por no quebrar la fidelidad hacia mi mujer.
    
    Me despedí de Antón y me lancé a toda prisa hacia los ascensores. No sabía bien lo que buscaba, pero tenía algo entre ceja y ceja: aclarar si Marcos finalmente se estaba follando a Macarena, o si solo eran imaginaciones mías.
    
    *
    
    Cuando llegué al parking, me moví con cautela entre los coches. Quedaban pocos, pero las sombras del recinto, sin casi luces por lo tarde de la hora, ayudaban en mi tarea de ocultarme. Conocía perfectamente la plaza de Marcos, pero a veces usábamos otras diferentes y podría llevarme una sorpresa.
    
    Y eso fue lo que ocurrió en esta ocasión. El todoterreno de mi amigo no estaba en su sitio. Ni tampoco se le veía alrededor de su plaza. Lo primero que pensé fue que habrían salido. Tal vez se estarían tomando un café «de verdad». O quizá se la estaría tirando fuera del edificio. Menuda decepción. Me iba a perder la fiesta, si es que la había.
    
    Pero cuando me giré para volver a la oficina, escuché los susurros. Afiné la vista y descubrí el coche de Marcos. Lo había llevado hasta una zona del fondo del parking que se veía más oscura. Allí había tema, estaba claro que no me había equivocado. Afortunadamente, se hallaba ...
    ... rodeado por otros tres coches —no por casualidad, seguramente—, por lo que podía esconderme detrás de ellos para espiarles.
    
    Me ubiqué en el mejor hueco que encontré entre dos de los coches y asomé la cabeza. La imagen que me encontré no admitía dudas: Marcos se estaba trabajando a Macarena, aunque ella parecía dudar.
    
    —Para… para… Marcos… —decía la chica intentando librarse del abrazo de mi amigo, cuyas manos parecían las de un pulpo—. Vas muy deprisa…
    
    Marcos jadeaba ostensiblemente. Estaba más que cachondo.
    
    —Joder, Maca, si es que estás muy buena, me pones a mil por hora, ¿cómo me pides que pare ahora, si hace un rato estabas de acuerdo…? Si hemos bajado ha sido porque me has dicho que sí… que te apetecía que hiciéramos cositas para vengarte del cerdo de tu novio...
    
    —Vale, tienes razón… —replicaba ella agobiada—. Pero es que ahora no estoy tan segura… Me parece que ha sido una mala idea… Deja de meterme mano, por favor, y volvamos al trabajo…
    
    Marcos tenía abrazada desde atrás a Macarena. Con la mano derecha la aferraba la cintura y con la izquierda la manipulaba por debajo de la falda. Maca lo tenía difícil si quería escapar del asedio de mi amigo.
    
    —¿Cómo que no estás segura…? —le ronroneaba Marcos al oído, lamiéndole el cuello y dándole ligeros mordiscos en el lóbulo de la oreja—. Si estás chorreando, hija de tu madre, ¿crees que no lo noto…? Estás cachonda como una cerda, reconócelo…
    
    Macarena suspiraba excitada, pero no se entregaba.
    
    —Ay, Marcos… no me ...