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Amor de madre, sexo de madre
Fecha: 29/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Pancho Alabarde, Fuente: CuentoRelatos
... Para mí, esta situación es totalmente nueva, porque debo reconocer que estos últimos tiempos andaba tonteando fuera y quizás, quizás, tenía un tanto abandonada a mi madre, o es posible que sencillamente ella este pasando por cierto hartazgo y quiera experimentar nuevas sensaciones. Fuese lo que fuese que esté sucediendo, el caso es que desde hace algún tiempo la estoy siguiendo todo el día para averiguar quién, cómo y dónde se la estaban metiendo a mi madre. Me hice con un coche de alquiler para que no me reconociera, me aposté en una calle por la que necesariamente mi madre tiene que salir de la urbanización de lujo en la que vivimos y a esperar. Y la espera, después de varios intentos fallidos, dio sus resultados. Ese día la vi salir como a eso de las siete de la tarde y naturalmente la seguí. Nosotros vivimos en la zona del Arturo Soria en Madrid y ella cogió en dirección hacia el barrio de Canillas, que cómo quizás alguno de ustedes sepan, es donde está la Junta de Distrito del Ayuntamiento de Madrid y allí se apostó, en las inmediaciones, sin salir del coche y naturalmente, yo a prudente distancia ojo avizor. Al cabo del rato me fijé que un chico joven venía con paso firme y decidido hacía el coche de mi madre. Al llegar a su altura abrió la puerta del acompañante, se coló dentro y le dio un beso en la boca que me dejó extasiado y me puso cachondo. Joder con mi madre, ese chico no tenía más de veinticinco años y además yo le conocía, era el barrendero de la ...
... urbanización donde vivíamos, un chico creo que de Santo Domingo, alto, delgado, moreno y de pelo engominado, y además por lo que se veía desde mi puesto de vigilancia, de manos ligeras, porque le estaba metiendo un sobo a mi madre de no te menees. No tardaron mucho en arrancar y salir disparados buscando la salida de la ciudad, en dirección hacia la M-40, una carretera de circunvalación que atraviesa por parajes diferentes, algunos despoblados, y no tardaron en enfilar hacía una salida que conducía justamente hacía uno de los más despoblados de viviendas, pero concurrido de coches. Yo no había estado nunca allí, pero el lugar como dije estaba lleno de coches y por lo que parecía, los coches ocupados por parejas haciendo lo que se supone que debe hacer una pareja en semejante lugar: el mete saca. Yo, al ver el lugar que eligió mi madre para aparcar, me busqué una loma cercana donde suponía se podía divisar con discreción y hacía allí enfilé mi coche, pero la loma no estaba sola, había otro par de coches aparcados que supuestamente habían venido a lo mismo que yo, porque el lugar no podía ser mejor para mirar y no ser visto. Los otros dos coches estaban ocupados cada uno por un mirón que, prismáticos de por medio, se refocilaban viendo las peripecias del mete saca de las parejas. El lugar era angosto y los tres coches estábamos prácticamente puerta con puerta, y como según parece, entre mirones existe una gran camaradería, pues va un mirón y me ofrece sus prismáticos para ...