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Con ella en el probador
Fecha: 29/10/2025, Categorías: Lesbianas Autor: enfermera69, Fuente: CuentoRelatos
No hay nada más maravilloso que pasear por unos grandes almacenes observando a las mujeres, con algo que me palpita debajo de la falda. Aunque es un lugar apropiado para toda clase de fantasías lujuriosas, nunca imaginé que podría materializarlas. Pero después de la bestial experiencia que tuve la semana pasada – y cuando digo bestial no exagero- he decidido que “nunca diré nunca jamás”. Yo estaba muy cachonda y recorría los departamentos buscando un regalo de cumpleaños para una compañera de trabajo, con la que he tenido alguna que otra aventurilla. Como guiada por no se sabe qué llegué a la sección de ropa interior femenina. Mi rajita despertó de su letargo impulsada por la visión de varias chicas muy atractivas, que paseaban indolentes entre los expositores. Me fijé en ellas porque yo era la única clienta que andaba por allí. Buscando la salida, pasé por delante de una hilera de probadores, y en un espejo triple vi claramente reflejados mis pezones endurecidos, pidiendo guerra. Sobresaltada, me di la vuelta y fui a tropezarme con una chica muy atractiva que se probaba un vestido de noche. Mis disculpas fueron a cogidas con una cálida sonrisa. Una imponente melena rubia le caía en cascada por la espalda. Tenía el cuerpo estilizado y unas piernas perfectas, que encajaban maravillosamente en el vestido. Me quedé con la boca abierta cuando ella dio una vuelta completa delante de mí. “¿Qué opinas cielo?, ¿cómo me queda?” me preguntó moviéndose como un maniquí. Murmuré ...
... algo de que era fabuloso, pero me gustaba más lo que escondía. Para agradecerme el cumplido me rozó el brazo con el suyo y la erección de mis pezones alcanzó un punto sin retorno. Notaba las braguitas húmedas y la rajita me palpitaba. El corazón me iba a mil por hora… Tratando de quitar leña al fuego, aquella chica me hizo un guiño y sonrió de forma muy seductora. A continuación se giró de espaldas para mostrarme la parte trasera del vestido, y también su precioso culo. Todavía de cara al espejo, giró la cabeza y unos mechones de su rubia melena le cayeron sobre la cara. “Necesitaría que me ayudaras a desabrocharme esto”, dijo entonces. Seguí su vibrante y sedoso culo hasta el probador. Por suerte estábamos en la sección más pija, donde sólo unos pocos privilegiados pueden permitirse el lujo de comprar, y nos encontrábamos prácticamente solas. Ella miró furtivamente al interior para asegurarse de que no había nadie y yo hice lo mismo hacia la tienda para comprobar que no hubiera ninguna dependienta al acecho. Entonces me hizo señas para que la siguiera al interior de uno de los cubículos. Cerré la puerta con pestillo y al darse la vuelta vi una sonrisa cálida e invitadora en sus jugosos labios. Cuando nuestras bocas se unieron suspiré y me deleité con el delicioso sabor de su lengua en la mía. Tras un prolongado morreo, mis manos empezaron a explorar su anatomía. Ella me desabrochó la blusa y me bajó el sujetador para liberar mis pezones, duros y erectos. La abrí el ...