-
Con ella en el probador
Fecha: 29/10/2025, Categorías: Lesbianas Autor: enfermera69, Fuente: CuentoRelatos
... vestido y al bajárselo, quedó al descubierto un precioso conjunto de sujetador y tanga de encaje negro. Nos besamos apasionadamente y aproveché el abrazo para quitarle el sujetador. Ella hizo lo propio con el mío. Tenía las tetas grandes y suculentas, que empecé a chupar sin perder ni un segundo, mientras ella me acariciaba el pubis, acercándose a mi coño. Al notar la humedad de mi lengua en sus pezones gimió de gusto. Mi coño mojaba sus manos que me tocaban de manera experta y deliciosa mientras yo buscaba el centro neurálgico de su lujuria. Tenía el tanga mojado y se las quité con ímpetu para descubrir un encantador chochito, con el vello perfectamente recortado. “Tenía una cosa en mente” me dijo mientras yo me arrodillaba. De su bolso sacó un tubo de crema y dijo: “Tengo el periodo cielo, pero estaba pensando que si quieres podías comerme el culo”. Se inclinó hacia delante y puso un pie encima de la banqueta, lo que me daba acceso directo, no solo a su chochito, sino también a su ano rosado. Me arrodillé y se lo besé, dándole lengüetazos y disfrutando del aroma que me embriagaba el olfato. Apliqué una buena dosis de crema al agujero. Inmediatamente me tendió su mano con un consolador enorme. Lo tomé en mis manos y me incorporé para poder follarle el culo. Tanteé unos instantes su culo antes de endiñarle aquel pedazo pepino, duro como el acero en su desconocida cueva. Reprimió un grito al advertir la penetración. Descansamos un momento para esperar a que su ...
... recto se acostumbrara al tamaño de la enorme polla. Despacio lo saqué a medio camino hasta que sus manos tiraron de mis manos para que lo volviera a meter en su lubricado culo. Lo tenía tan apretado que costaba mucho metérsela. La estuve dando placer un par de minutos hasta que se levantó y se sentó para compensarme metiendo su cabeza entre mis piernas. Deslizando los labios desde mi vientre descendió hasta mi coño, sediento de placer que palpitaba con frenesí, aspirando todo mi olor de hembra en celo, su boca se pegó a mi coño y lo absorbió. Su lengua entraba y salía de mí, mientras yo gemía como una loca. Apretó mi clítoris con sus labios y lo sujetó con firmeza. Un brinco mío le indicó que me gustaba. Su boca, sus labios y su lengua estaban allí comiéndome por completo. Yo estaba a punto de correrme y sujeté su cabeza con mis manos para atraerla más hacia mi cuerpo. Dos de sus dedos entraron en acción para meterse dentro de mí y los metió profundamente de forma tal que quedasen con el movimiento hacia el punto interior de más placer. Allí dentro sus dedos se movían con frenesí, mientras su lengua acariciaba mi clítoris. El orgasmo no tardó mucho en llegar y entre un gemido, casi aullido, y un espasmo, hizo que me corriera en su boca. Mis jugos estaban en su cara, mi aroma a sexo en su piel y todavía sus dedos se movían dentro para exprimir las últimas oleadas de placer que quedaban en mi cuerpo. Aunque nuestros gemidos quedaban ahogados por las gruesas paredes de ...