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Contacté con Carmen, una madurita casada
Fecha: 31/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: MaduritaxLover, Fuente: CuentoRelatos
... pantalón vaquero mientras con la otra mano desabrochaba los botones de la cremallera y me quitaba el cinturón. Me quité los pantalones, y ella se desabrochó la blusa, a la vista quedaron mis bóxer de lycra rojos y negros, una autentica “pieza de fantasía” que me compré un día para darme un capricho y vestir con elegancia y sexy también por dentro. Me compré aquellos bóxer en una tienda de ropa gay en Chueca, la verdad es que si en algo he admirado a los homosexuales es que si se visten bien tienen muchísima clase, para elegir una ropa cómoda y a la vez sexy (lógicamente si se visten con camisas de lentejuelas rosas pues la verdad es que me resulta de lo más hortera). Mi polla se endurecía por momentos y empecé a meterle la mano a Carmen entre los pliegues de su falda, una mini blanca de vinilo, le subí la falda y llegué con mis manos a poder acariciar aquellos muslos. Carmen me estaba acariciando la polla por fuera de los bóxer, sus manos eran suaves, y me estaba masturbando con delicadeza y mucho, muchísimo tacto. Se inclinó sobre mí mientras en la televisión una joven de 18 años recibía una tremenda corrida en su boca por un negrazo que la había estado follando durante un buen rato. La boca de Carmen se acercó a mi miembro y poco a poco desaparecía entre sus labios gordos y rosados, tenía una boca que parecía diseñada para hacer mamadas como una campeona, se nota que tenía muchísima experiencia. Yo comencé a acariciar su coño por encima de su tanga de seda ...
... morada, y notaba ese calor y esa humedad caliente de su coño, le retiré el tanga y comencé a introducir un dedo en su coño mientras ella seguía con la mamada. La di la vuelta y me puse a comerle su coño, era delicioso, muy cuidado, con unos labios preciosos, y un clítoris que llamaba mi boca a gritos. —Oscar, cómeme el coño, quiero ver cómo me comes el coño y seguro que lo haces de vicio. Y así fue sin dudarlo un momento me dediqué a saborear ese coño, era de lo mejor que había probado nunca, lo que más me gustaba es que estaba totalmente rasurado, el sabor, el tacto, el calor era indescriptible con palabras. Después me pasé a su culo, el cual también chupé y me deleité con él, practicándole a Carmen un beso negro espectacular. La verdad es que comerle el coño y el culo a una mujer es mi perdición. Puse a Carmen a cuatro patas y comencé a penetrarla por detrás mientras ella se movía como una autentica perra en celo jadeante y pidiéndome a gritos que se la metiese hasta el fondo. Continué mis movimientos, ella me pedía más y más, yo después de un rato embistiéndola decidí correrme, la di la vuelta y ella me pajeaba hasta que toda mi leche salió disparada a su abdomen y sus pechos, ella se restregó con la otra mano mi semen, mientras se incorporaba para mamarme otro poco y limpiar los restos de mi corrida. A mí la verdad es que no se me había bajado el empalme porque estaba muy cachondo. Así que quise penetrarla por ese culito tan apetecible que había visto hacia pocos ...