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Preliminares - El tercero
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Gays Autor: dont, Fuente: TodoRelatos
Chema le miró sorprendido. No entendía esa actitud. - Creo que no he estado muy fino saliendo a la terraza para tomarme algo con vosotros. Mejor os dejo tranquilos, ¿no?… Chencho entraba en ese momento, con la tila, el café y su Coca Cola. - ¿Te vas?, le dijo a Chema - ¡Parece que hay alguien aquí a quien no le gusto mucho! En ese momento, me sentí el tío mas retrasado del planeta - ¡Perdona, Chema!, es que no me encuentro bien, dije con tristeza. - ¡Si!. Ya le he dicho que te dolía la cabeza y que estabas muy mareado. Que habías venido para que te acompañara al médico. Chema se acercó a mi y me abrazó. - ¿Quieres que te lleve yo?. - ¡Estaría genial!, dijo Chencho. Porque, yo no puedo moverme de aquí hasta que sepa lo que pasa con mi cuñada y compruebe si el enano está con la abuela. Volvieron a caérseme algunas lágrimas y acepté la propuesta de Chema. Mi corazón empezó a acelerarse, a pesar del confort que sentía con Chema abrazándome. - ¡Vale, Chema!. Pero, me dejas en casa, que ya me siento mucho mejor, ¡de verdad! - Como tu quieras, José. Recogió sus cosas y bajamos al garaje. Se había traído la Osa Enduro. - Agárrate fuerte, que no quiero que te caigas cuando arranque. Le agarré por la cintura y cuando arrancó me pegué a él y me apreté todo lo que pude. - ¿Que tal va el mareo? - ¡Se va pasando!. Son las malditas cervicales, que a veces me dan la lata. Cuando llegamos a casa nos encontramos con el “fotos”, que ...
... salía del portal; y Chema le ignoró totalmente. Me bajé de la moto y me acerqué a él para agradecerle. - ¡Venga, tío!, que te mejores, ¿vale?… - ¡Claro! - ¡Ah!, y si me necesitas para algo, llámame, este es mi número. Ahora tengo que dejarte. ¡Cuidate!, ¿vale?. - ¡Vale!... ¡Joder!, este tío todavía me vuelve loco. Me quedé mirándolo mientras se alejaba y mi alma se iba detrás de él. Cuando entré en casa, lo primero que hice fue pinchar el pendrive en mi portatil Y otra vez el “fotos” comiéndole la boca mientras una manos rugosas le acariciaban el pelo. - ¡Que, que… que rico estás, cabrón! Era una voz ronca, que tartamudeaba mientras lo manoseaba. La cámara se separó un poco y pude verlo; fuertote y mal afeitado. Lo tenía entre sus manos disfrutando de su cuerpo, con la mirada perdida, la camisa desabrochada y los pantalones a media altura. Estaba guapísimo. Mi mente se movía de un lado para otro intentando situarme, pero solo conseguí distraerme con pensamientos aleatorios que mi curiosidad seleccionaba caprichosamente. Hasta que, por fin, pude ubicarme. El tartajas, era el portero de la finca, Bartolomé. - ¡Ostias!, si se entera Dña. Adela Osea, que se lo están follando los tres. Curiosamente, ahora no me molestaba, todo lo contrario. Me gustaba ver como se lo garchaban el portero y el “fotos”, que lo había agarrado por la cintura y le estaba repasando el ojete con la lengua, intentando metérsela hasta donde le fuera posible. ...