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CUÑADA EN CASA pt2
Fecha: 04/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Desperté al escuchar el ruido de la secadora de pelo de mi esposa y el ruido que hacía mientras se arreglaba. Me quedé dormido justo después de terminar. Y me quedé abrazándola sobre ella. Fue algo muy intenso; tenía mucho tiempo que no teníamos algo así. Liz estaba FELIZ. Pero también estaba algo apurada y preocupada por su mamá; lo que tenía no era algo grave, pero era algo que tenía ya de hacía tiempo y empezaba a dar problemas. Por desidia no lo había atendido y por fin aceptó atenderse. Me levanté y me di un baño rápido. Al salir, Liz aún estaba en el espejo arreglándose. Llevaba puesto un vestido largo, negro, muy pegado, que hacía ver su cintura pequeña, sus caderas bien anchas y el culo bien parado. Mientras me bañaba, no hacía más que pensar en la noche previa. En lo que pasó con Jessica y cómo hicimos el amor Liz y yo, podía pensar en eso y venía Jessica a mi mente. Como si con quien hubiera estado hubiera sido ella. Mientras me bañaba, de pensar en todo eso, se me paró muy cabrón y fue que salí rápido de la regadera. Y la vi arreglándose. Me sequé un poco y salí; no me prestó mayor atención porque estaba maquillándose. Me paré detrás de ella y la tomé por la cintura. Empecé a acariciar sus grandes nalgas duras y a frotar mi pene contra ellas. En eso sintió mi erección, volteándome a ver a través del espejo. Me dijo: —Amor, no, aquí está mi hermana, está dormida y la podemos despertar. (Yo a través del espejo la veía a los ojos, acariciándola y ...
... subiendo su largo y apretado vestido poco a poco). —Tengo que terminar de arreglarme y se hará tarde para ir por mi mamá. (Su vestido ya estaba casi hasta arriba y empecé a acariciar su vulva con la mano que tenía en su cintura.) —Bebé, tiene que ser rápido, amor, porque me voy a atrasar. (Pasaba mi pene entre sus nalgas ya sin su vestido; tenía el vestido hasta arriba, mi verga entre sus nalgas y mi mano acariciándola sobre su tanguita). Se dejó de arreglar y puso sus manos en el tocador. Empecé a besar su cuello, que sé que es su debilidad. Al oído le dije: —Será rápido, no te preocupes. Tomó mi mano y la puso en sus pechos. Dando un suspiro profundo. La empuje hacia adelante, hice a un lado su tanga y se la metí lento; estuve jugando con metérsela de a poco. Hasta que empujó sus caderas hacia mí para tenerme todo dentro. Dando un grito, pujando. Le empecé a dar mientras le apretaba las tetas. Gemía y gritaba como hacía mucho tiempo que no. Estábamos disfrutando del sexo como cuando recién nos casamos. Me besaba y metía su lengua, mordía mis labios y gemía. Estaba muy caliente; se recostaba sobre mi, la masturbaba mientras la penetraba y pude sentir cómo se venía. Al metérsela, escurría por mi pene sus secreciones y me encajaba las uñas. Daba como brincos sobre mi verga estando los dos parados. La empujé contra el tocador otra vez y empecé a darle duro. Gemía y pujaba; en un momento parecía contenerse y me empujó como para quitarme. Le seguí dando. Dio un ...