-
CUÑADA EN CASA pt2
Fecha: 04/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... gran y fuerte gritó y perdió las fuerzas; pude sentir cómo se vino y me llenó de squirt. Las piernas le temblaban. En eso escuchamos una puerta que se cerró y nos detuvimos. Me regresé a la regadera a terminar de bañarme y ella se terminó de arreglar. Mientras me bañaba, fue a despedirse. Me dijo que Jessy se había bajado a la cocina; eso fue lo que escuchamos. Que no nos vio, pero que le pidió que si la podía llevar a dar unas vueltas. Le dije que no tenía problema, que yo tenía algunos pendientes que me solo me tendría que acompañar. Liz estaría toda la mañana ocupada con su mamá. Pero que por la tarde nos veríamos los cuatro para comer juntos. Se acercó nos besamos como despedida y se fue corriendo por que ya era tarde. Después de bañarme, me cambié y salí a ver si Jessica ya estaba lista o algo. Estaba ya lista en la cocina, desayunando y tomando té. Al ir bajando las escaleras, escucha el ruido de que estoy en camino y me grita: – ¡Buenos días! ¿Cómo amaneciste? ¿Cómo amanecieron los tortolitos? ¡Muy enamorados! Jajaja. Me puse algo rojo y reí; le pregunté que si nos había escuchado. A lo que me contestó que no, pero que Liz le preguntó cuando la vio y pues se enteró por eso. Me dijo que en la noche sí nos escuchó muy fuerte y que mejor se puso audífonos con música, pero que aun así nos escuchaba. Me tenía muerto de la risa y de la pena; Jessy es muy graciosa a la hora de contar las cosas. Le dije que quería invitarla a desayunar o por un café, pero ...
... que sabía que no tomaba café. Que me daba pena el que nos hubiera escuchado durante la noche y que nos vio por la tarde. Ella se puso muy seria y me dijo que no había problema. Que en realidad ella es la que estaba algo apenada por lo que pasó entre nosotros cuando tomamos. Que no quería que perdiéramos el buen trato entre los dos. Le dije que estábamos tomados y que nada había pasado. Que no se preocupara. Así que sin más salimos de casa, por café para mí y a buscar sus cosas. En el camino fuimos platicando y bromeando. Entre risas le dije a Jess que me sentía como crudo, que ocupaba un suero o algo. A lo que me contestó: «Lo que tú ocupas es una rusa». Lo dijo mientras yo tomaba café que casi escupo. Se ríe y me dice: —Una rusa; un agua mineral con sal y limón. Jajajaja, no sea mal pensado, cuñado. Yo solo reía; en eso me dice: —Oye, cuñado, ¿por qué? O sea, de las otras rusas, mi hermana no te puede hacer, tiene muy poca chichi. Ella sí es mujer culichi de verdad: mucha nalga, poca chichi. Yo reía y la veía de reojo. No podía dejar de verle las enormes tetas; de tanto hablar de “rusas”, no hacía más que imaginármela. Ya la tenía bien parada y aún faltaba camino para llegar a su casa por sus cosas. Y siguió, —oiga, cuñado. ¡Tú! Hace mucho, dijiste que te gustaban chichonas y Liz tiene muy poquitas. Aparte, ayer, a cómo te vi el paquete, si le falta mucha chichi para poder agarrártela con las bubbies. Yo estaba ya muy nervioso y ella se daba cuenta. Al fin ...