Marina y yo - Parte 1 - Relatos Eróticos

Marina y yo - Parte 1

Hacía días que no nos veíamos ya que yo había cambiado de trabajo y no coincidían mucho mis rutas con su zona.

Ese día dió la casualidad que salió un cliente en su pueblo y le dije a mi compañero que quería ir yo, quizás era que tenía la esperanza de verla, y así fue! Me dirigí hacia el lugar y aparqué, estaba dentro del furgón preparando las cajas que tenia que descargar y de pronto apareció ella frente a mi, sin decir palabra y con esa mirada penetrante.

Iba con uno de esos vestidos que tan bien le quedan y tanto me gustan vérselos puesto.

Me bajé y sin mediar palabra nos dimos un fuerte abrazo y algo en mi despertó. Fue un gran y emocionante abrazo que al despegarnos y volverla a mirar a los ojos izo mella en mi de alguna manera.

Pocas fueron las palabras que cruzamos pero se podía sentir algo en aquel momento que haría que algo cambiara.

Ella se dirigía a su trabajo y llegaba tarde, por lo que no pudimos conversar mas y mientras se iba yo le miraba el culo como otras veces había hecho, pero esta vez de otra forma, me apetecía especialmente.

Mas tarde recibí un mensaje en el cual me decía que le había hecho ilusión verme al cuál le contesté que a mi también, aunque no le dije nada de que algo en mi interior se había encendido.

A los días salió de nuevo un viaje a su pueblo pero era de tarde y quizás el negocio donde trabajaba ya estaría cerrado, una vez terminado el reparto me dirigí como quien no quiere la cosa a pasar frente allí. Estaba a media ...

... persiana y pude vislumbrar que estaba sola adentro, aparqué y sin pensarlo fui. A pesar de que la persiana estuviera medio bajada la puerta del local estaba sin llave y entré…

Desde el fondo del local donde había un despacho que a su vez también se usaba de almacén se escuchó su voz nombrándome.

Al entrar en aquel cuarto la vi allí sentada frente al ordenador con un vestido rojo el cual se ataba por detrás y con el que no llevaba sujetador, se levantó y nos abrazamos fuerte, sentí algo y aunque sus pechos eran pequeños, sus pezones estaban duros tal y como pude notar y fijarme al liberarnos de nuestros brazos.

Sus ojos se cristalizaron y hablaron mas que su boca, alargó una mano para apoyarse en el escritorio mientras bajaba la mirada cuando de repente se la agarré con la mía, tirando su brazo hacia arriba, y rodeando con la otra su cintura, la acerqué y me quedé a escasos milímetros de su boca.

Pude sentir y ver el rubor en sus mejillas, liberó su mano y la deslizó sobre mi espalda con una suave caricia, la agarré por el culo levantándola para sentarla sobre el escritorio mientras la besaba con pasión. Ella estaba con las piernas abiertas y yo situado de pie en medio, una mano tras su cabeza y la otra en su espalda desatando el lazo del vestido para liberar su pecho y esos pezones duros que me llamaban, le bajé el vestido a media altura y mientras mi boca se acercaba a uno de ellos para acariciarlo con mis labios una de mis manos se introducía bajo la falda del ...