1. Yolanda y Roberto 1


    Fecha: 09/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: sumisso1978, Fuente: TodoRelatos

    ... cuestión de minutos, la inyección estaba terminada.
    
    —Listo —dijo Yolanda, retirando la jeringa y masajeando suavemente el brazo de Roberto—. Ahora, quiero que me prometas que seguirás mis instrucciones al pie de la letra.
    
    —Por supuesto —respondió él, aunque no estaba seguro de qué instrucciones se trataba.
    
    Lo que no sabía Roberto es que le había inyectado una droga para que obedeciese en todo sin poder resistirse.
    
    Yolanda se acercó más, su perfume envolviéndolo en una nube de fragancia floral.
    
    —Roberto, hay algo más que quiero discutir contigo —dijo, su voz bajando a un susurro—. Algo que creo que te beneficiará enormemente.
    
    Él la miró, confundido pero intrigado.
    
    —¿De qué se trata? —preguntó, sintiendo una extraña excitación que no podía explicar.
    
    Yolanda sonrió, esta vez con una malicia que no pasó desapercibida.
    
    —Creo que es hora de que exploremos un aspecto de tu salud que has estado descuidando —dijo, sus ojos brillando con una intensidad que hizo que Roberto se sintiera incómodo.
    
    —¿A qué te refieres? —preguntó él, su voz temblorosa.
    
    Yolanda se inclinó hacia adelante, su aliento cálido en su oído.
    
    —Tu ano, Roberto —susurró—. Es hora de que le prestemos atención.
    
    Él se quedó paralizado, su mente luchando por procesar lo que acababa de escuchar. El sexo anal era algo que siempre había rechazado, considerándolo una práctica que atentaba contra su masculinidad.
    
    —No, no creo que eso sea necesario —dijo, su voz firme, aunque su corazón ...
    ... latía con fuerza.
    
    Yolanda se alejó, su expresión ahora seria.
    
    —Roberto, confía en mí —dijo, su voz cargada de autoridad—. Esto es por tu bien.
    
    Él dudó, su mente en conflicto. Por un lado, la idea de permitir que alguien tocara su ano le resultaba repugnante. Por otro, la mirada de Yolanda, tan intensa y convincente, lo hacía dudar.
    
    —No estoy seguro —murmuró, bajando la mirada.
    
    Yolanda se acercó de nuevo, esta vez con una caja pequeña en la mano.
    
    —Esto te ayudará a entender —dijo, abriendo la caja para revelar una jaula de castidad.
    
    Roberto la miró, sus ojos abriéndose de par en par.
    
    —¿Qué es eso? —preguntó, su voz llena de incredulidad.
    
    —Una herramienta para ayudarte a enfocarte —explicó Yolanda, su voz suave pero firme—. Te la pondrás, y juntos trabajaremos en tu... resistencia.
    
    Roberto sintió un escalofrío recorrer su columna. La idea de ser encerrado en una jaula de castidad, de perder el control sobre su propio cuerpo, era tanto aterradora como extrañamente excitante.
    
    —No sé si puedo hacer esto —dijo, su voz temblorosa.
    
    Yolanda sonrió, su mano acariciando suavemente la mejilla de Roberto.
    
    —Puedes, y lo harás —dijo, su voz cargada de una certeza que lo hizo dudar—. Confía en mí, Roberto. Te prometo que no te arrepentirás.
    
    Él la miró, sus ojos buscando alguna señal de que esto estaba mal, pero solo encontró una mirada de compasión y algo más... algo que no podía identificar.
    
    —Está bien —murmuró finalmente, su voz casi inaudible—. ...
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