La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... planteamiento solo acertó a afirmar con un leve movimiento de su cabeza, saliendo del camarote y dejando allí a las niñas.

A los pocos minutos, los dos guardianes entraron a buscarlas y las acompañaron a cubierta donde los 4 hombres las esperaban como en otras ocasiones. Al verlas llegar, con sus pechos al descubierto, pero con sus genitales cubiertos por el bikini, se sorprendieron, se miraron y…. tomándoselo a bien se pusieron a reír.

-Sois unas chicas muy listas, más de lo que nos pensábamos.

Y sin mucha más conversación, fue trascurriendo la cena. Ellas, con sus pechos desnudos, no intentaban ya taparse e intentaban cenar y pasar lo más desapercibidas posible. Desapercibidas hasta que Patri se manchó con mayonesa que cayó del canapé uno de sus pechos y Hassan, que se encontraba a su lado, enseguida acudió con su mano a reestablecer la limpieza de aquella tetita.

A los postres, alguna referencia a los plátanos que contenía el frutero y a que las chicas deberían ensayar más con esa fruta, en clara referencia a las mamadas que habían sufrido y que las hacía sonrojar.

-Bueno señoritas, ahora vayan a dormir que es tarde. Descansen, las dijeron sin muchas más florituras de despedida.

Y sin más, fueron acompañadas por los guardianes y encerradas bajo llave en el camarote de la forma acostumbrada.

TERCER DIA DE TRAVESIA.

Los 4 hombres habían madrugado y estaban ya dando cuenta del desayuno en la cubierta, esta vez sin la compañía de sus invitadas. ...

... Querían desayunar y preparar algunos asuntos de trabajo antes de despedirse de las chicas.

-Es mejor que tengan el estómago vacío.

-Sí y que estén limpias.

-Eso por supuesto, ahora se encargarán de ello.

Cuando terminaron de desayunar, llamaron a sus dos gorilas y les encomendaron su misión.

-Aseguraros que las dos mujeres estén limpias, por dentro y por fuera, y a eso de media mañana que estén preparadas.

-Por supuesto señor.

Mientras tanto en la parte de abajo Gema y Patri también estaban ya despiertas. Habían dormido fruto del cansancio y del stress acumulado, pero habían tenido una noche agitada con pesadillas y recuerdos, además de algunos dolores en su espalda.

Estaban comentando si por fin hoy serían libres y no les sucedería nada más como Fátima les había dejado caer como una última esperanza. Se miraban la una a la otra las marcas de sus espaldas, que, si bien no eran grandes heridas, si lo suficiente para causarles escozor y se preocupaban de si esas marcas serían permanentes o desaparecerían por completo. Sus traseros en cambio ya no mostraban señal alguna, dado que sólo habían sido golpeados por las manos.

También comentaban si ya las estarían buscando, llegando a la conclusión de que así sería, puesto que todos los días hablaban con sus madres y ya las habrían echado en falta. Hacían elucubraciones sobre que muy pronto las localizarían por los GPS de sus teléfonos móviles, sin caer en la cuenta de que todos esos dispositivos ya habían sido ...