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La Presa y la Lobuna
Fecha: 05/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Birkin1990, Fuente: TodoRelatos
... arrastrarlo encima de nuevo—solo cuando ella estuvo lista. —Ahora— ordenó, y cuando llegaron al límite juntos, fue con los dientes de Milha enterrados en su carne Enrik se derrumbó sobre las pieles, jadeando, pero Milha no lo dejó moverse. Lo mantuvo ahí, atrapado entre su cuerpo y las pieles, mientras murmuraba en su oído: —Puedes tomarme cuando me duermo… pero nunca olvides quién manda cuando estoy despierta. Y Enrik, con el corazón aún acelerado y la piel ardiendo, sonrió. Porque incluso en sumisión, había ganado algo más valioso que el control. Epilogo. El viento de las Montañas Cenicientas aullaba como una bestia antigua, arrastrando copos de nieve que se enredaban en las pieles que ahora vestía Enrik. A su lado, Milha caminaba erguida, su mano callosa entrelazada con la suya—una posesión pública, un reclamo silencioso. El clan de Milha emergió de las cuevas talladas en la roca negra. Lobos y Lobas, hombre y mujeres, de ojos dorados, cicatrices guerreras y sonrisas afiladas los observaron. Enrik sintió el peso de sus miradas—el forastero, el humano— pero no hubo desdén. Solo curiosidad... y respeto. Por llevar el aroma de su loba impregnado en la piel. El Anciano, un hombre-lobo con el pelambre cano y una cicatriz que le cruzaba tres dedos de nariz, se acercó. Olfateó el aire frente a Enrik—largo, profundo— y luego asintió, mostrando colmillos gastados. —Huele a tormento viejo— gruñó en la lengua gutural de los lobos—. Pero también... a hogar. A ...
... tu hogar ahora, humano. La celebración fue breve: carne de alce asada en fogatas, hidromiel espesa que quemaba al bajar, y danzas bajo la luna llena donde las sombras de los cambiantes se proyectaban gigantescas contra los acantilados. Enrik bailó con Milha, sus cuerpos moviéndose en un ritmo aprendido en la intimidad de su guarida. Sus manos en sus caderas, sus colmillos rozando su yugular en un gesto que ya no era amenaza, sino promesa. Al amanecer, lo llevaron a la Cueva del viejo líder, Milha lo sostuvo desde atrás, sus brazos fuertes rodeando su torso desnudo mientras la Anciana Tatuadora, esposa del líder, lo tatuaba con agujas de hueso y tinta hecha de carbón y hielo volcánico, trabajó. —Duele— advirtió Milha en su oído, mordiendo el lóbulo con suavidad. El dolor fue agudo, frío y ardiente a la vez. La aguja trazó símbolos ancestrales sobre su costado izquierdo: La Espiral de la Luna Llena: Protección de la Madre Noche. El Colmillo Roto: El humano que desafió a una loba... y vivió para contarlo. Las Lágrimas de Hierba Sangrante: Las cicatrices del pasado, ahora sanadas bajo nuevas lealtades. Cuando terminó, Enrik tocó la piel hinchada y oscura. Milha lamió la marca, limpiando la sangre, su saliva un bálsamo mágico que calmó el escozor al instante. —Ya no eres esclavo— murmuró ella, sus ojos dorados brillando con un orgullo feroz—. Eres de mi sangre. De mi clan. De mi caza. Enrik miró a los lobos que los rodeaban—criaturas de leyenda que ...