1. La Presa y la Lobuna


    Fecha: 05/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Birkin1990, Fuente: TodoRelatos

    NOTAS: Esta historia fue hecha con IA y editada por su servidor, no se si esta permitido, espero que no vaya a ver ningun problema, pero igual aclaro nuevamente, esto no fue hecho por mi, fue hecho por una IA y yo lo edite para hacerlo mas compresible porque creanlo o no, no se entendia nada, parecian pedazos sueltos de varios capitulos, pero no voy a justificar nada, igual espero que lo disfruten ya que esto fue hecho con esa intencion.
    
    "La Presa y la Lobuna"
    
    Enrik corría como un animal acorralado, con el corazón golpeándole el pecho como un tambor. El bosque, espeso y oscuro, le arañaba la piel con cada rama que se cruzaba en su camino. No importaba. Nada podía ser peor que las cadenas, que el hambre, que el desprecio de aquellos que lo usaban como bestia de carga.
    
    No vio los ojos brillantes que lo seguían desde la penumbra.
    
    Milha olfateó el aire, captando el olor a miedo, suciedad y sangre que no era de bestia. Su instinto de cazadora se agitó, pero algo más la detuvo. No era solo un esclavo… era un hombre joven, magro, herido. Débil. Fácil.
    
    Con movimientos silenciosos, lo rodeó, acechando entre los árboles hasta que, con un salto ágil, se plantó frente a él. Enrik gritó, tropezando contra las raíces del suelo. Cayó de espaldas, jadeando, los ojos desorbitados al verla: una “mujer” alta, de piernas musculosas, piel dorada por la luna y cabellos oscuros como la noche. Pero no era humana. No del todo. Las orejas puntiagudas y aquellos ojos dorados, de bestia, ...
    ... lo delataban.
    
    Enrik temblaba. Milha se inclinó, olfateando su cuello. Él contuvo el aliento al sentir sus colmillos rozar su piel.
    
    —Hueles a sufrimiento —murmuró—.
    
    Enrik no supo qué decir. Solo sintió el calor de su cuerpo acercarse, el roce de sus garras (tan delicadas, tan peligrosas) deslizándose por su torso marcado por el hambre.
    
    —T-tienes… ¿intención de comerme? —logró balbucear.
    
    Milha rió, un sonido profundo que resonó en su pecho.
    
    ..
    
    Milha lo sostuvo contra su pecho, su manto áspero pero cálido envolviendo su cuerpo tembloroso. Enrik apenas podía creerlo—¿una bestia salvaje lo cargaba como si fuera algo valioso? Sus dedos, débiles y sucios, se aferraron instintivamente al borde del manto mientras ella comenzaba a caminar, adentrándose aún más en el bosque.
    
    —Enrik… —repitió su nombre, como si lo probara en la lengua—. Él no respondió. ¿Qué podía decir? Que había pasado años siendo menos que un perro, que lo habían pateado, escupido, marcado con hierros al rojo vivo. Que ya ni recordaba cómo se sentía el contacto gentil.
    
    Milha lo olió de nuevo, esta vez más cerca, su nariz rozando la piel sucia de su cuello.
    
    —Apestas, humano —dijo, pero no con asco. Con… interés. Enrik sintió un escalofrío al sentir sus labios cerca, sus colmillos apenas rozando su yugular.
    
    —P-perdón… —murmuró, avergonzado.
    
    Ella rio, un sonido profundo que vibró en su propio pecho.
    
    —No te preocupes. El agua caliente y las hierbas lo arreglarán. —Una pausa. Sus ojos ...
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