🔥 Sudor, Hormonas... y Marcos (11) - Relatos Eróticos

🔥 Sudor, Hormonas... y Marcos (11)

... zorrita? —dijo, frotando el capullo contra mis labios—. Hoy te la vas a tragar entera.

—Mmm... sí, Raúl... —balbuceé, con la voz rota.

—JAJAJA, mira su cara —se rió Javi desde el lado, cruzado de brazos—. Tiene pinta de que va a atragantarse en cuanto le meta la mitad.

—Me pone solo de verlo temblar —añadió Samuel—. Se nota que quiere, pero también que se va a ahogar. Qué puta más guarra, tío.

Raúl me dio un par de golpes suaves con el rabo en la cara, como marcando territorio, y luego me lo frotó en los labios hasta que abrí bien la boca.

—Así... buena perra... —gruñó mientras empujaba el capullo dentro—. Mmm, eso... trágalo, joder.

Yo cerré los ojos y empecé a chupar, moviendo la lengua contra el capullo, saboreando la mezcla de sudor y piel caliente. La baba se me acumulaba enseguida, escurriéndose por mi barbilla.

—Mira, mira cómo babea ya —dijo Javi, excitado—. Qué espectáculo, tío.

Raúl me empujó un poco más, metiéndome medio rabo en la boca. Tosí, las lágrimas me subieron a los ojos, pero seguí, intentando abrir más la garganta.

—Eso, zorra... —murmuró Raúl, sujetándome fuerte—. No pares. Respira por la nariz, abre bien la garganta... te vas a acostumbrar.

—JAJA, escucha cómo gorgotea —rió Samuel—. Está tragando como una cerda.

—Venga, tío, hasta el fondo —animó Javi—. Quiero ver cómo se la come entera, que se le marque bien en la garganta.

Raúl sonrió con esa mirada cabrona suya y de un empujón me metió el rabo casi entero. Tosí ...

... fuerte, las lágrimas me nublaron la vista, y la baba me chorreaba por toda la cara.

—Ufff... sí, joder —gruñó Raúl, jadeando—. Qué bien tragas... Abre bien esa puta boca, zorrita.

Yo intentaba aguantar, gimiendo con la boca llena:

—Mmmfff... glup...

—Mírale la cara, está rojo como un tomate —dijo Javi, partiéndose de risa—. Y con los ojos llorosos, tío.

Menuda guarra chupapollas.

—Traga, zorra, traga —ordenó Samuel, excitado—. Que se escuche cómo se te mete hasta el fondo.

Raúl me usaba ya como un puto juguete, bombeando despacio dentro de mi garganta. Cada vez que me sacaba la punta, yo le chupaba el capullo, como pidiendo más, y él volvía a empujar hasta que me hacía toser.

—Así, mariconazo... —siseó Raúl—. Vas a tragarte mi corrida hoy. Te vas a tragar mi leche como la puta que eres.

—Hostia, sí —dijo Javi—. Quiero ver su cara cuando le llenes la boca.

—Y que no se le escape ni una gota —añadió Samuel—. Que luego chupe el capullo como un buen maricón.

Yo lloraba, babeaba, gemía y tosía, pero no paraba. El sabor del rabo de Raúl ya me llenaba, y sentía su grosor rozándome la garganta cada vez más hondo. Mi cuerpo estaba temblando, pero mi boca no quería soltarlo.

Raúl empezó a gemir más fuerte, tensando los músculos, y yo lo supe:estaba a punto de correrse.

—Ufff... sí, sí... zorra... trágalo todo... —gruñó, apretándome la cabeza con fuerza.

Yo abrí más la boca, me preparé...

Sentía el rabo de Raúl palpitándome en la garganta cuando ...