1. 🔥 Sudor, Hormonas... y Marcos (11)


    Fecha: 05/12/2025, Categorías: Gays Autor: internauta, Fuente: TodoRelatos

    ... disfrutando de mi humillación, me mantenía de rodillas, sin apartarme. Tosía, me atragantaba, pero no dejaba de abrir más la boca, queriendo demostrar que podía con todo.
    
    El moreno, ya fuera de sí, gruñía al ritmo de su paja, la cámara enfocándome la cara hecha un desastre: ojos llorosos, mocos cayéndome, saliva mezclada con las embestidas del rubio que no paraba ni un segundo.
    
    —¡Eso es! —gritó el rubio, golpeándome la nuca—. ¡Trágatela toda maricón! Traga, traga.
    
    Los demás solo podían mirar, entre risas nerviosas y gritos, alucinando de cómo yo seguía tragando.
    
    El rubio me tenía sometido, hundiéndome la polla en la garganta una y otra vez sin darme ni un segundo de tregua. La sacaba hasta que me entraba aire por un instante y enseguida me la metía hasta el fondo con un golpe seco que me hacía atragantarme con un ruido asqueroso, húmedo, que a él parecía ponerle más cachondo.
    
    —¿Qué, maricón? —rugió Raúl, excitado—. ¿Te gusta que te la metan así?
    
    Intenté responder, apenas un balbuceo ahogado escapó entre mis labios, pero la polla del rubio me atravesó de nuevo y solo salió un sonido gutural, incomprensible.
    
    —¡Jajajaja! —Raúl estalló en carcajadas—. ¡Ni hablar puede ya, tronco!
    
    —Está rojo como un puto tomate —señaló Javi, con los ojos abiertos de par en par.
    
    —No puede ni abrir los ojos, chavales —añadió Samuel—. ¡Se ha convertido en un puta guarra!
    
    El rubio me agarró aún más fuerte de la nuca, sudando como un animal.
    
    —¡Ábrelos, zorra! —me ...
    ... gritó—. ¡Quiero que me mires mientras me corro en tu puta garganta!
    
    Yo intentaba resistir, las lágrimas corriéndome por la cara, la nariz tapada contra sus huevos, sin respiración. Mis manos desesperadas empujaban sus caderas, arañándole la camiseta, intentando sacármelo, pero entonces sentí al moreno sujetármelas con fuerza.
    
    —Quieto, maricón... —susurró en mi oído, jadeando—. Déjate... las manos quietas, no te resistas.
    
    El rubio me follaba la cara sin piedad, su pollón entrando y saliendo a una velocidad brutal, cada embestida haciendo que mi garganta se contrajera, que mis babas chorrearan a borbotones hasta el suelo. Yo tosía, me sacudía, los músculos de mi cuello al límite, y aun así no había escapatoria: el moreno me inmovilizaba las manos, y los demás no hacían más que observar y reírse.
    
    —Dios, míralo, parece que se va a desmayar —exclamó Javi, sin apartar la vista.
    
    —Pero no suelta la polla, ¡eh! —rió Raúl, al borde de la histeria—. ¡Qué pedazo de guarra!
    
    Con un último tirón, el rubio me obligó a abrir los ojos. Los míos estaban enrojecidos, nublados por lágrimas, apenas podía enfocar, pero los clavé en los suyos. Y él, con una sonrisa torcida, jadeando como un loco, se preparaba para explotar dentro de mí.
    
    —Eso es... mírame... —susurró, apretando los dientes—. Quiero que me veas correrme dentro, hasta que te quedes sin aire...
    
    El rubio ya estaba fuera de sí. Me agarró con ambas manos por la cabeza, tirándome del pelo con una fuerza brutal, y de golpe ...
«12...678...11»