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Pegging II
Fecha: 07/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Hetero Autor: morbi69, Fuente: SexoSinTabues30
Luego de experimentar una primera vez elpegging le tomamos el gusto, y lo empezamos a practicar con mi pareja con cierta frecuencia. A mí me resultaba placentero y morboso, y mi pareja me decía que se sentía poderosa y le gustaba verme dominado por ella; es decir, lo disfrutábamos los dos. Sin embargo, la clásica posición de «perrito» nos resultaba algo incómoda. Yo aguantaba mucho, y ella me daba duro, así que un largo rato en esa posición nos cansaba mucho. Por lo tanto buscamos variedad de posiciones… Y de todas las variedades, las que más disfrutábamos eran la del misionero (que voy a relatar ahora) y cuando cabalgaba sobre ella. Casi siempre, antes de convertirme en el putito de mi chica, follábamos con ganas. Somos pareja estable, por lo que no necesitamos preservativos, y ella siempre termina con el coño lleno de leche. En cierta ocasión, apenas terminamos de follar me retiro y mi chica extrae de debajo de la almohada un consolador de silicona, de unos 20 cm y algo grueso, y muy realista (una considerable cabeza y venas bien marcadas). – Este es mi macho, y no tiene permitido entrar en tu culo – me dijo. Luego se empezó a acariciar la vagina, llena de leche, con la cabeza del consolador. – Quiero que veas cómo mi macho me coge – me dijo, mirándome con lujuria. Me acerqué para ver cómo se masturbaba con el consolador. Estaba acostada de espaldas, con las piernas abiertas, y hacia entrar y salir lentamente el consolador, que brillaba por la leche que había ...
... dejado en el coño de mi pareja. – Lameme la concha – ordenó. Acerqué mi boca para lamerle la entrepierna, sintiendo frotar el consolador por mis labios mientras se masturbaba. En un momento se lo quitó de la vagina y lo hizo entrar en mi boca; estaba bañado en sus jugos y mi semen, me gustó el sabor y me dediqué a saborearlo. Continuó masturbándose, alternando el consolador entre su vagina y mi boca. Al cabo de un rato cerró los ojos, dejó el consolador inmóvil dentro suyo, y suspiró intensamente; había llegado al orgasmo. Unos instantes después se había recuperado, y dijo que quería follarme el culo. Me hizo acostar de espaldas, me separó las piernas, y empezó a hacerme una mamada. Enseguida la verga se me puso dura; entonces, mientras me mamaba, jugaba en mi culo con un consolador anal, delgado y largo que ya habíamos utilizado varias veces antes, hasta meterlo dentro de mí. Me hizo acabar con la boca; se retiró dejando resbalar cantidad de saliva y semen hacia mis testículos. Inmediatamente se colocó el arnés, lo untó con lubricante, me tomó por los pies levantándolos y abriéndome las piernas, y empezó a introducir el consolador del arnés en mi culo. Lentamente… Cuando me tenía completamente ensartado empezó a bombear. – ¿Te gusta, putito?, ¿o preferís sentir a mi macho en tu culo? – me decía. Yo solo gemía y disfrutaba del momento. Esta nueva posición que estábamos experimentando resultó ser maravillosa, porque nos permitía mirarnos a la cara, y manteníamos la vista ...