Los niños también seducen - Relatos Eróticos

Los niños también seducen

... cuando su mamá se acercaba porque él estaba totalmente desconectado de lo que sucedía a su alrededor

Todas las visitas era lo mismo, empezábamos normal y en algún punto el niño comenzaba con los toqueteos, hasta que un domingo ya no se conformó con apretar y sentir mi erección sino que dio el siguiente paso: bajó el cierre, con algo de dificultad pero lo hizo, mi verga estaba a reventar y el cierre se había apretado, pero como pudo lo fue bajando, en lo único que le ayudé fue a desabrocharme el cinturón lo demás lo hizo el solo, encontró el bulto de mi trusa y lo acarició un rato, pero él quería mi pene, angelito estaba tan desesperado que le pregunté qué buscaba (una pregunta obvia pero quería escuchar su respuesta) “es que quiero verlo”

Me desabrochó unos botones de la camisa y como pudo me bajó el pantalón al muslo, ese niño sabía perfectamente lo que hacía y de algún lado lo había aprendido pero no era el momento de preguntarle, miró un momento el bulto de mi verga y me abrazó fuerte poniendo sus brazos alrededor de mi cintura, frotando su carita, suspirando y dando unos leves pero muuuy leves gemidos, como si apenas estuviera empezando a aprender a expresar su placer

Para sus 6 añitos estaba totalmente erotizado aunque no lo demostró desde un inicio, pero ahora ya teniéndome frente a él a punto de descubrir mi verga se estaba dejando llevar completamente

Por fin me bajó la trusa y mi verga brincó en su cara, la expresión en su carita se iluminó, me miró y lo ...

... primero que dijo: “está grande”, acto seguido se puso a lamer, ni siquiera le importó que estuviera mojada de lubricante y al contrario con cada lamida lo iba comiendo, sin duda el hombre que lo había iniciado le había enseñado muy bien a disfrutar el néctar de los hombres, lo dejé que siguiera haciendo todo por su cuenta

Bajó a mis testículos y los chupó deliciosamente, uno por uno y después todo el escroto, siguió con las lamidas en todo el tronco y subió para meterse el glande en la boca, era el momento culminante que estoy seguro los dos estábamos deseando, metió toda la cabeza y comenzó con unas suaves masturbadas sin meter los dientes, súper suave, súper cuidadoso que no pude evitar dar un buen gemido

Mi instinto me hizo moverme y nos sincronizamos perfectamente, sus labios con mis movimientos, tan lentamente que sentí el roce de su lengua, dándole oportunidad de ir comiendo mi lubricación, penetrando con cuidado su boca y él sosteniéndose de mis piernas

Me detuvo un momento porque quiso masturbarme (no dijo la palabra explícita, solo dijo: “espera quiero hacer algo” y uuuuffff su manita empezó el movimiento, se cansó con una mano y luego la otra, el lubricante no paraba de salir y cuando él notaba que ya estaba escurriendo se acercaba a lamer

Algo que me puso a full fue que cuando estaba mamando acariciaba mis nalgas masajeando en círculos, incluso hasta pasaba sus deditos por mi raya cosa que nunca permití a ninguna mujer

Me excitaron tanto esos masajes ...