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Nuestro viaje de negocio Pt. 1
Fecha: 19/12/2025, Categorías: Gays Masturbación Autor: muscleaddict, Fuente: SexoSinTabues30
«Compartiendo Más que el Viaje” Marco era de piel morena clara que parecía absorber y reflejar la luz de una forma casi artística. Su rostro, de facciones angulosas y nariz recta, estaba adornado apenas por una sombra de barba que apenas insinuaba su contorno masculino. Tenía unos 24 años, su vello corporal era prácticamente inexistente, dejando su pecho amplio, su abdomen firme y sus brazos perfectamente delineados, limpios y pulidos como mármol. Su cuerpo no era el más alto, pero poseía una solidez compacta, proporcionada, como una estatua viva de fuerza clásica. Había en su mirada una serenidad natural, como si supiera que no necesitaba demostrar nada para imponerse. Yo de 23 años, tez morena heredada de generaciones de historia y sol. Mi cabello, oscuro y ligeramente ondulado, caía de forma casual sobre una frente amplia, y mi mandíbula, marcada y definida, apenas era sombreada por un rastro de barba tan ligera como el suyo. Mi físico estaba desarrollado, de líneas largas y proporciones pensadas para el arte: hombros amplios, cintura estrecha, músculos definidos sin exceso, perfectos para la categoría Classic Physique. El vello en mi cuerpo era mínimo; sólo un leve rastro en los antebrazos y piernas, mientras que mi torso lucía completamente liso y terso. Era apenas un poco más alto que él, y aunque compartíamos el mismo respeto por la estética corporal, mi altura añadía a mi figura una sensación de amplitud tranquila y dominio silencioso. Éramos distintos, ...
... pero al mismo tiempo, nos entendíamos sin palabras: dos versiones de un mismo sueño, dos esculturas vivas buscando su mejor forma. El viaje había sido largo, Marco y yo, llegamos cansados a la ciudad donde íbamos a instalar nuevas máquinas de gimnasio. Nos dieron habitaciones separadas en el hotel. Esa noche, en la soledad de mi cuarto, no aguanté, había traído unfleshlight, nunca había tenido uno y moría por probarlo, no perdí tiempo: me tiré en la cama, bajé mis pants, y empecé a bombear duro, desahogándome. El sonido húmedo, pegajoso y mis gemidos bajos llenaron la habitación. No sabía que se había escuchado más de la cuenta. Al día siguiente, mientras desayunábamos en la cafetería del hotel,mi colega me miró sonriendo malicioso. —Oye, ¿qué chingados estabas haciendo anoche? Escuché unos ruidos muy raros… como de alguien cogiendo —dijo en voz baja, riéndose. Me reí sin pena. —Traje un fleshlight —le confesé—. Ya sabes, uno de esos juguetes. Lo estrené anoche. Su risa se hizo aún más grande. —No mames… ¿y jala chido? —Una chulada, cabrón. Si quieres, lo pruebas esta noche —le ofrecí, medio en broma, medio en serio. Me miró con esa mezcla de incredulidad y curiosidad… Y aceptó. —Órale, jalo —dijo. Terminamos de desayunar, cada quien se fue a su cuarto y nos vimos en el lobby del hotel porque nos pasarían a recoger para llevarnos al gimansio, llegamos, instalamos las máquinas y pusimostodo en orden, ya que estábamos ahí le dije que ...