1. Nuestro viaje de negocio Pt. 1


    Fecha: 19/12/2025, Categorías: Gays Masturbación Autor: muscleaddict, Fuente: SexoSinTabues30

    ... aprovecháramos para hacer una sesión completa de entrenamiento, los dos decidimos darle a pierna, fue una sesión brutal.
    
    Regresando al hotel quedamos de vernos enmi habitación para que probara el “juguetito” Marco llegó a mi habitación puntual, vestido simple: camiseta entallada, pants flojos. El sudor de todo el día aún marcaba un ligero brillo sobre su piel morena.
    
    Entró, y lo noté: ese gesto entre nerviosismo y expectación que no podía ocultar. Una media sonrisa, la mirada encendida.
    
    Cerré la puerta tras de él, subí un poco la música para darle un fondo al ambiente —algo discreto, sólo para romper el silencio denso que flotaba.
    
    Él se acercó a la cama mientras yo sacaba el fleshlight del cajón. Lo mostré como si fuera un trofeo.
    
    —Listo para tu estreno, cabrón —le dije, sonriendo de lado.
    
    Marco se rió, pero esa risa cargaba morbo. Se bajó el pantalón sin pensarlo mucho.
    
    Su verga, ya semi-dura, rebotó al liberarse, gruesa, caliente, viva.
    
    Se sentó al borde de la cama, el cuerpo tenso, los muslos anchos y duros después de la sesión brutal de pierna. Tomó el fleshlight con una mano firme, se inclinó un poco yescupió dentro, lubricándolo con su saliva espesa.
    
    El sonido del escupitajo resonó en el cuarto. Me provocó un escalofrío y un morbo impresionante.
    
    Se acomodó, abrió ligeramente las piernas, y deslizó su verga en el fleshlight. La expresión en su rostro cambió de inmediato: primero sorpresa, luego entrega.
    
    —Verga… está cabrón esta madre ...
    ... —gruñó entre jadeos.
    
    Se empezó a bombear lento.
    
    Yo lo miraba desde una silla frente a él, las piernas abiertas, mis propios pants tensándose con mi erección, el sonido húmedo, pegajoso, llenó la habitación de nuevo, el olor a sudor, a carne caliente, a deseo masculino se mezclaba con el aire.
    
    Marco cerró los ojos por momentos, la mandíbula apretada, sus pectorales bombeando con cada respiración profunda, aceleró el ritmo, sus músculos temblaban, los muslos tensos, los brazos marcados de venas, gemía bajo, como un animal controlando el rugido.
    
    Hasta que no pudo más.
    
    Soltó un gruñido ronco desde el fondo de su pecho, casi una bestialidad, se vino dentro del fleshlight, a chorros, su semen caliente brotando con fuerza, llenándolo, rebosándolo.
    
    El juguete goteaba, espeso, blanco.
    
    Marco se inclinó hacia adelante, jadeando, sudado, las gotas de sudor resbalándole por el pecho y los trapecios hinchados.
    
    Me extendió el fleshlight, aún palpitante en su mano.
    
    —Tu turno, cabrón —me dijo, con esa sonrisa sucia de victoria.
    
    Yo no dudé ni un segundo.
    
    Me levanté, bajándome los pants hasta las rodillas, mi verga ya estaba dura, vibrando, brillando con mi propio preseminal. Tomé el fleshlight caliente, resbaloso, cargado de su leche, el olor a macho fresco me invadió la cabeza, me enloqueció.
    
    Metí mi verga en el fleshlight, sintiendo la mezcla de calor, humedad, y la textura cremosa de su corrida que aún llenaba las paredes internas.
    
    La sensación era ...