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Familia incestuosa (II): Venceré y convenceré
Fecha: 26/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Lena Hache, Fuente: TodoRelatos
... mamá y mío. De nadie más. Un instante íntimo. Sus piernas se fueron relajando y mi rodilla abandonó su coño para dejar paso a mi boca. Me lo comí con unas ganas locas y saboreándolo de una manera que no pude hacer el día anterior. Lengüetazos a los lados y en círculos que acabaron llegando a su ano. Yo pensé que se quejaría, pero gimió de una manera muy sensual. Seguí en ello, me centré en su culo. Mi lengua lo mojaba con mi saliva y los flujos que había recogido de su coño. Uno de mis dedos fue entrando en él con suavidad. Un segundo dedo entró y la masturbé con esos dos dedos metiéndolos hasta el fondo y sacándolos solamente dos falanges, dejando al menos una dentro en todo momento. Mi boca abandonó su culo y volvió a su boca. Le provoqué un orgasmo anal mientras la besaba dejándole el sabor de su culo en su boca. Yo me tocaba el coño a dos manos esperando a que mamá se recuperara. Ella se unió a mí sin mucha energía, pero con muchas ganas. Intentó meterme dos dedos en el culo de golpe y sin lubricar nada. Lo consiguió. Yo sentí que me moría del dolor, pero consiguió meterme los dos dedos. Intentó hacerme el metesaca que le había hecho yo, pero no había manera de que sus dedos fuesen ni para adelante ni para atrás. - Mami, ¿y si pruebas a lubricar un poco? No ya para que tus dedos se deslicen, que también, pero yo lo digo para ...
... que no me duela tanto. - Le pedí con una calma que no cuadraba con el destrozo que me estaba haciendo. - ¡Ay! Sí. Perdona, cielo. No se me ha ocurrido. Iba como loca a darte placer que se me ha olvidado ese detalle. - Me contestó con apuro, aunque sin dar mucha importancia al asunto. Sin sacar, ni mover, sus dedos de mi culo, pasó la mano que le quedaba libre por mi coño. Yo me estremecí del placer que me dio. Me tuve que controlar para no correrme por aquel movimiento. No me hubiese importado tener un orgasmo ahí, pero también quería que mamá me diese un orgasmo anal. Con los fluidos que había conseguido de mi coño se puso a lubricar mi ano. Poco a poco, sus dedos fueron ganado movilidad y mi dolor fue disminuyendo sin llegar a desaparecer, quedando el dolor justo para excitarme sin quitarle el protagonismo al placer. Esto lo hizo cojonudo. El metesaca anal era su especialidad de inexperta. No sé cuanto tardó en darme un orgasmo, pero fue menos de lo que tardé yo en dárselo a ella. Mientras yo gemía, ella aprovechó mi momento de guardia baja y me metió su mano en la boca para que yo saboreara mi culo. Luego lo saboreó ella. Después, nuestras bocas se fundieron en un beso casi interminable que terminó cuando no pudimos contener la risa cuando los ronquidos de papá se pusieron a tocar una versión desafinada delPara Elisa, de Beethoven.