1. La máscara escarlata – parte 5


    Fecha: 26/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Incesto Voyerismo Autor: PetterG, Fuente: SexoSinTabues30

    ... madre llegó del pueblo para verlo. El doctor recomendó que no viajara por un tiempo, así que Clara invitó a su padre a quedarse con ella. Su madre, tras unos días, regresó a la granja, no sin antes abrazar a Clara.
    
    —Cuídalo, hija. Cuando esté mejor, mándalo de vuelta.
    
    —Lo juro, mamá.
    
    Y así, Clara cuidó a su padre, pidiendo unos días libres en el colegio. Durante ese tiempo, dejó la máscara guardada, pues era incapaz de volver a ponérsela. Las semanas pasaron y su padre mejoró. El último día, Clara compró un boleto para que regresara a casa. Entró al apartamento cerca del mediodía, sonriendo, pero encontró a su padre en el sofá, con la mirada fija en el televisor. Una cadena televisiva de emergencia, estaba al aire.
    
    —¿Qué pasa, papá? ¿Por qué estan dando las noticias?
    
    —Silencio, Clara. Escucha.
    
    El reportero hablaba con urgencia.
    
    —Delincuentes han tomado el Ministerio de Defensa con chalecos explosivos. Amenazan con destruir el edificio si no aparece la Máscara Escarlata.
    
    Clara se quedó helada.No saldré, pensó, pero dijo:
    
    —Ojalá aparezca. Aunque… solo sale de noche, ¿no?
    
    Su padre la miró, con una chispa en los ojos.
    
    —Una heroína así no se esconde, Clara. Sale cuando la ciudad la necesita, no importa la hora.
    
    Clara se rió, nerviosa.
    
    —Supongo. Pero quién sabe si es real.
    
    Él apagó el televisor y tomó sus manos, mirándola a los ojos.
    
    —Clara, yo sé quién es.
    
    Clara se quedó muda, el corazón latiéndole a mil.
    
    —¿De qué hablas, ...
    ... papá?
    
    —Desde pequeña, siempre fuiste una heroína. Esa noche, cuando regresaste por mí… supe que eras tú. Si no lo hubieras hecho, el Cuervo me habría matado.
    
    Clara intentó interrumpir.
    
    —No era yo, papá. Esa mujer…
    
    Él sonrió, sabiendo que mentía.
    
    —Clara, cuando estaba a punto de desmayarme, te vi. Reconocí esos dos lunares pequeños sobre tu ombligo. Siempre los has tenido.
    
    Clara palideció, atrapada. No podía negarlo. Su padre no la criticó, solo siguió hablando, con orgullo.
    
    —La Máscara Escarlata no puede dejar de proteger esta ciudad por un viejo como yo. Eres valiente, hija.
    
    Clara, con la voz entrecortada, intentó hablar.
    
    —Papá, yo… no sé si…
    
    —No pierdas tiempo. La ciudad te necesita.
    
    Clara respiró hondo, mirando al suelo.
    
    —No podría salir así. Todos me verían.
    
    Su padre frunció el ceño, confundido.
    
    —¿Qué quieres decir?
    
    Clara lo miró, decidida. Subió a su cuarto, tomó la máscara, bajó, y se la puso frente a él. Entonces, su ropa se desvaneció y su cuerpo se transformó: los guantes y las botas rojas aparecieron, sus senos se volvieron mas grandes y firmes, y sus caderas se marcaban con líneas muy sensuales.
    
    Pero instintivamente, Clara trataba de cubrirse la vagina con su mano derecha, mientras que con su brazo izquierdo se sujetaba los pechos para ocultarlos. Al mismo tiempo, que temblaba de vergüenza y nerviosismo bajo la mascara. Dejando a su padre boquiabierto.
    
    Es mi hija… pero no lo es. Su mirada recorrió por un instante la figura ...