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AIRE ACONDICIONADO
Fecha: 29/12/2025, Categorías: Infidelidad Lesbianas Sexo en Grupo Autor: Relator0817, Fuente: SexoSinTabues30
Cali es una ciudad que se caracteriza por sus calores, por lo que en casa nos vemos obligados a tener aire acondicionado en los diferentes cuartos de la casa. Al dañarse el aire de nuestro cuarto, le pedí a mi esposo que llamara al técnico para que viniera a revisarlo y de paso hiciera mantenimiento a los otros. Al día siguiente a primera hora, 7:30 am, llegó don Jaime, el técnico, acompañado de dos ayudantes, para realizar los trabajos. Uno se puso a hacer el mantenimiento en el estudio, otro en la sala de estar y don Jaime en nuestro cuarto. Yo estaba en la cocina, con Alba nuestra empleada doméstica, diciéndole que preparar para el almuerzo y demás. Preparamos un jugo de maracuyá, y fui a llevarle a cada uno de ellos un vaso. Me quedé en el cuarto recostada sobre la cama, mirando mi celular, mientras don Jaime estaba concentrado en el equipo. Don Jaime, era un hombre cercano a los cincuenta, musculoso, alto, de apariencia agradable, y quien desde hace varios años hacia el mantenimiento en la casa y en la oficina de mi esposo. Revisando el celular, me quedé dormida, hasta que un grito me despertó; más que un grito sonó como un mugido. Tanto don Jaime y yo salimos del cuarto; en el estudio y en la sala de estar no había nadie, así que bajamos hacia la cocina. Al acercarnos, a la puerta, vimos a Alba arrodillada en medio de la cocina, mamándole la polla a los dos ayudantes de don Jaime. Nos quedamos pasmados, y nos echamos para atrás para que no nos vieran. La escena me dejo ...
... en shock, quería entrar gritando, pero no pude. La cocina tiene dos puertas de acceso, una por el comedor y otra por el patio de servicios. Di la vuelta, mientras don Jaime me seguía, y ubicándome en el patio que, con la luz apagada, nos ocultaba perfectamente, podía ver a Alba en acción mientras me recostaba sobre la lavadora. Alba con sus tetas al aire se turnaba en chupar esas pollas. El moreno, que más tarde me di cuenta se llamaba Eber, tenía una tremenda verga de casi 9 pulgadas, gruesa, cuyo glande brillaba con cada lamida de Alba; el otro, un hombre trigueño, llamado Eyner, tenía una polla un poco más pequeña pero más gruesa. A ambos Alba los masturbaba con ahínco, mientras los iba chupeteando alternando su boca. Eyner le apretaba los pezones, mientras Alba se tragaba literalmente su polla. Estaba ensimismada mirando esas severas trancas, que superaban la de mi marido, que podía alcanzar casi seis pulgadas. Nunca había visto una como la de Eber, que me hipnotizaba como una cobra a su presa. Fue cuando sentí la mano de don Jaime sobre mi trasero, que se posó delicadamente. Al no sentir rechazo de mi parte, esa mano acaricio mis nalgas por encima de mi vestido. Absorta en la lucha de Alba con esas dos serpientes, que competían por el control de su boca, sentía como la mano me recorría toda, desde mi cuello hasta mis nalgas. Doña Pamela, me decía don Jaime, es usted una mujer muy atractiva, palabras que me arrechaban tanto como la mano que me tocaba. En un santiamén, ...