En navidad también se coge
Fecha: 27/04/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
No fui criada para respetar preceptos religiosos, ni ligazones profundas con la ética ni nada de eso. Además estaba podrida de bancarme a los caretas de mis tíos, a los piojosos de mis primitos y a mis abuelos con su pesimismo a cuestas. Siempre hablan de lo mismo en noche buena. ¡Pobre tío Enrique, si no hubiese ido al río esa noche! Qué diría mi madre si te viera tan crecidita y mal peinada hijita! ¡Qué caro está todo… parece mentira pero, a uno no le alcanza ni siquiera para emborracharse! Encima, el abuelo no sabía disimular la lujuria en sus ojos cada vez que se encontraban con las gomas de mi prima Daniela. La muy turra va por el cuarto hijo con 23 años, y en lo único que piensa es en comprarse ropa. Para ser sincera, con mi familia nos vemos solo en navidad, a veces para recibir el año nuevo y en algún que otro cumpleaños. No nos soportamos ni para brindar. Pero en esos días, parece que tenemos que mostrar fraternidad, buena onda y complacencia. Yo ya tengo 22 años, por lo que soy dueña de mis actos y mis impulsos. Esa noche comí algo de pollo relleno, bebí cidra, cerveza y Gancia, probé la espantosa ensalada de remolacha que preparó la tía Carmen, le recibí la estúpida bombacha rosa a la abuela que respeta aquella tradición, discutí con mi madre porque me mandoneaba delante de los invitados, y reté a uno de mis primos por meterse la mano adentro del pantalón en plena cena. Recién ahí noté que la concha me pedía a gritos una buena pija. Mis propias palabras me ...
... excitaron un poco más: ¡No te toques el pito guachito asqueroso, que hay gente!, le dije al tarado de mi primo, y enseguida sentí un escalofrío en mi entrepierna. Hacía dos meses que había cortado con mi novio, y aunque no cogíamos mucho, por lo menos con algo me contentaba. Cerca del brindis pensé que mis amigas saldrían a bailar, y yo seguro tenía que quedarme y hacer buena letra con los parientes. Pensé en hacerme la descompuesta y de esa forma me iría a la cama más rápido. Todo era justificable para mí con tal de no tener que lidiar con mi familia toda la puta noche. Pero mi cuerpo necesitaba festejar. Pensé en miles de cosas. Me calentó mal la idea de provocar a mi tío y pedirle que me la ponga de parados en el baño. Pero; qué pensaría de mí? Y si nos descubrían? Todo se solucionó en medio de mi desesperanza cuando salí a la vereda para entrar al perro de mi hermano, el gran ausente de la noche. Vi a mis vecinos bajar de un auto con botellas de cerveza, y aunque nunca los había encontrado atractivos, esa vez sentí que hasta me picaba la cola por tener sus penes en mi interior. Ricardo es un cincuentón con barriga prominente, grandote, calvo, moreno y de ojos marrones, tiene una ferretería y es medio mal llevado. A veces te deja con el saludo en la boca. Es el padre de Daniel, que es un pendejo de 20 años hiper vago, morocho, flacucho, desprolijo para vestirse y normalmente despeinado. Siempre lo veo apretándose a una minita en la puerta de su casa, y a diferencia de las viejas ...