1. En navidad también se coge


    Fecha: 27/04/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... que lo miran con desaprobación, yo me re cuelgo guardando en mi retina cada detalle, cada manoseo que se ofrecen, y me mojo como una perra. La madre del guacho se las tomó hace mucho, y desde que tengo memoria, ellos suelen pasar la navidad solos. Brindé con todos, volví a reprender a mi primito por tocarse, fui al baño donde pensé en maquillarme, me calcé la bombacha rosa que me dio la abuela para ver si me daba suerte, y ya en mi cuarto me puse un pantalón cortito rojo y elegante, una musculosa llena de dibujitos, unas panchitas altas y unas hebillitas en el pelo. Me eché el primer perfume que agarré, hablé un rato con mi prima Daniela, ayudé a mi madre con la mesa dulce y, cuando todos salieron a iluminar el cielo con explosiones y luces artificiales, cosa que jamás me quitó el sueño, caminé hasta la casa de Ricardo y Daniel. Los dos estaban sentados en el banquito que tienen en la entrada de la casa. Bebiendo cerveza y admirando las caritas de trola que yo les hacía a lo lejos. No se extrañaron al verme llegar con dos botellas para convidarles, una de sidra y otra de cerveza. Me invitaron a pasar a su casa, pero yo no quise. Preferí jugar con ellos un poco, aprovechando el morbo de la exposición pública. Cualquiera podía vernos, a pesar que todos se dedicaban a llenar de pólvora, música, gritos y regalos de Papá Noel a nuestro humilde barrio. Me les hacía la borracha como para tambalearme y caerme encima de ellos, le fumaba el cigarrillo al pibe sin su consentimiento, ...
    ... exageraba mi risa y los tocaba demás. Incluso llegué a palparle los penes. El pendejo lo tenía durísimo y parado! Brindamos, le sacamos el cuero a un par de vecinas, me aguanté que el pibe me toque el orto varias veces con el encendedor, y en cuanto escuché que Ricardo le dijo por lo bajo: ¡comele la boquita que está regaladísima!, un fuego sexual aturdió de inmediato lo poco que conservaba de lucidez, y me los trancé a los dos, y sin importarme que alguien nos mirara mal. La lengua del pibe era una delicia, pero la del viejo me llegaba a la garganta. Me encantó que me muerda los labios mientras me cacheteaba la cola y el pibe me mojaba las piernas con las inútiles gotitas de cerveza que quedaban en los vasos. Pronto, cuando noté que toda mi familia entró a la casa, los juegos de manos y palabras nos ponían más calientes. Les hice adivinar el color de mi bombacha, les juré que me masturbo todos los días y que por lo general pienso en pijas gordas ensuciándome entera, que mi posición sexual favorita es en cuatro y, que así me la den por adelante, que me fascina que me chupen las tetas y me las muerdan encima del corpiño, y hasta me sacaron en una suerte de verdad/consecuencia que varias veces me encamé con chicas. El pibe dijo que embarazó a una villera la navidad anterior y que ni se hizo cargo, y que dos veces integró un trío con dos pendejas. El viejo era la biblia del sexo. No puedo recordar todos sus logros sexuales. Evidentemente esa pija no tenía paz, y yo quería guerra! ...
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