Mi cuñada, mi perdicion
Fecha: 27/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Mi cuñada me ponía a cien...., me masturbaba con sus bragas hasta que..... Aquella mañana me habí¬a levantado totalmente empalmado solo de pensar que mi cuñada Carmen y yo estábamos solos en casa. Mi cuñada Carmen tenía unas tetas perfectas, eran de muy muy buen tamaño sin llegar a ser desmesuradamente grandes, y las tenia estupendísimamente bien puestas, yo no se las había visto nunca pero siempre se le marcaban es sus camisetitas de manga corta y se podía adivinar la perfección de las mismas. Su culo era maravilloso y me volví¬a loco solo de pensar que alguien se lo podía haber follado (suerte la del capullo que ese culo hubiera sido suyo). Alguna vez a la hora de desayunar aparecí¬a solo con una camiseta y sin sujetador de forma que se le marcaban aquellos maravillosos pezones que culminaban las perfectas tetas que tení¬a, no se poní¬a ningún tipo de pantalón de forma que tuve de vez en cuando a la vista sus braguitas (normalmente blancas) cuando se sentaba o se empinaba para coger algo de algún armario. En esas situaciones yo me ponía supernervioso y no me podía levantar de la mesa porque la polla se me poní¬a durí¬sima de verla andando así¬ por la cocina, y además me tocaba luego ir a cascarme una paja por ella (como poco). Carmen solo tenía un problema, y era que no nos llevábamos nada bien, se podía decir que no congeniábamos nada, lo cual me ponía mas cachondo solo por el hecho de que algún día me la pudiera follar a la muy cabrona (cosa que claro está solamente ...
... ocurría en mi imaginación). En definitiva, tenía una cuñada que estaba para fallársela, que tenia un tipazo de muerte, que tenía pinta de viciosa impresionante, que tenía las mejores tetas del mundo…., pero que yo jamás me la follarí¬a. Aquella mañana me levante y fui a la cocina para prepararme algo para desayunar, cuando de repente ella apareció como siempre con una camisetita blanca de tirantes y en bragas, yo me volví¬ hacia la encimera nada más verla porque cuando estaba así¬ no sabí¬a para donde mirar ya que la vista se iba hacia su entrepierna y su pecho. _ ¿Que vas a tomar?, me dijo desenfadadamente _ Buenos días, un café. Le respondí _ ¿Me preparas uno para mí sin azúcar? _ Si¬, ahora mismo. Le dije amablemente Preparé los dos cafés y cuando me di la vuelta, allí¬ estaba la muy cabrona, marcando sus dos pezonazos en la camiseta y casi dejándose ver las bragas y la entrepierna. Me acerque y le ofrecí su café _ No me has echado azúcar, ¿verdad? Me dijo, a lo cual le respondí que no. Se dirigió a un armario y me quedé mirándola, ya que sabía lo que iba a pasar, se iba a empinar para coger la sacarina, y cuando lo hizo sus perfectos glúteos asomaron al subí¬rsele la camiseta dejando ver sus braguitas por detrás. No sabia donde meterme ante aquel maravilloso espectáculo, me había empalmado en un segundo y ya no sabia como ponerme, me di cuenta de que se notaba el bulto de mi polla en el pantalón corto que me ponía al levantarme y me fui lo mas rápido que pude a sentarme para ...