1. El amor de mi esclava


    Fecha: 28/04/2018, Categorías: Dominación BDSM Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos

    ... antebrazo y continué deslizando el dedo por su juntura, nada más que ahora lo hice por afuera. Cuando llegué a la unión de sus piernas, subí la mano, tomé su rostro desde atrás, lo giré y comencé un beso profundo y penetrante por sobre su hombro. - Ahora que terminaste... ¿aprobé? - Con lo justo. Medio punto menos y reprobabas. - ¿Por qué?... ¿No te gusto?... Al mismo tiempo hacía un simpático puchero con su rostro. - Vos me gustás y mucho. Lo que no me gusta es que me digan que es lo que puedo y lo que no puedo hacer. - Yo no te dije nada. - No lo dijiste, pero me agarraste el brazo para que no siguiese, cuando ni siquiera sabías si iba a seguir, adónde, ni de qué manera. - Perdón, balbuceó. Fue instintivo. No quise decirte que hacer y que no. - Está bien. Ya pasó. Sólo te lo comenté para que aprendamos juntos. Nuestros gustos y deseos aún son una incógnita. Recién empezamos a conocernos. Más incógnita aún son nuestros gustos sexuales. Le sonreí. Acerqué mis labios a su oído y la autoricé a seguir. “Ahora es tu turno” manifesté, acercándome más y más a mi futuro deseado que veía cada vez más posible. Me alejé de su cuerpo y me coloqué delante de ella. "Soy todo tuyo" le expresé. Con una enorme y hermosa sonrisa que alumbraba sus facciones, ella comenzó a desabrochar mi camisa, lentamente, uno a uno los botones fueron dejando su hábitat natural mientras la prenda se entreabría dejando que sus manos acariciasen mi velloso torso. Sus labios besaron, lamieron y chuparon mi ...
    ... cuello con avidez descontrolada. Sus manos me acariciaron desde los hombros a mi cintura, se dirigieron a la hebilla del cinturón y la desabrocharon, abrieron el pantalón y -dirigiéndome una mirada- comenzaron a bajarlo. Levanté los pies de a uno para permitirle su extracción, sus manos tomaron el costado de mis caderas y sus labios estamparon un pequeño beso sobre mi miembro a través de los calzoncillos. Sus brazos se extendieron para apretar mi cuerpo abrazando mi culo y ella apoyó su mejilla contra mi pija y mis huevos, comprimiendo nuestras humanidades. Noté su duda, tomé sus manos, las dirigí a la cintura de mis calzoncillos y la insté a que los bajara. Lo hizo, los sacó. Mi verga emergió de su encierro con toda la fuerza y la rigidez que la antinatural prisión le brindada. Enhiesto, mi glande apuntaba hacia adelante y arriba. La tomé de sus hombros, la hice erguirse y la estreché contra mí. Nuestros labios se buscaron y encontraron, nuestros cuerpos se comprimieron, mi pija buscó el vacío de su entrepierna y así comenzamos a disfrutar del placer de nuestros cuerpos. Tomándola de la mano la dirigí hacia el amplio lecho que nos aguardaba con sus brazos abiertos, dirigí su cuerpo hacia la cama, la recliné, besé lenta y sencillamente su vientre, me acerqué y comencé a mamar frenéticamente de sus pezones, apretando sus tetas, lamiendo su torso, dirigiéndome al ombligo, penetrándolo, siguiendo hacia mi destino, pasé por su vientre, hasta llegar al inicio de su matorral velloso que ...
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