El amor de mi esclava
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... mi cuerpo contra su entrepierna. Fui cesando lentamente en el chupeteo. Esperé que su cuerpo se destensara, que sus miembros se aflojaran y apoyé lentamente la cabeza sobre uno de sus muslos. Sentí que su respiración se normalizaba, que sus manos comenzaron a acariciar mis cabellos, que su cuerpo se relajaba, que su ser había descendido de la cima a la meseta. - ¿Cómo estás? pregunté. - ¿Cómo estoy? Ni yo misma lo podría definir. Feliz. Nunca lo había hecho así, de esta manera. Nunca me habían besado ahí… de esa manera… - ¿Te gustó? - Mucho. Jamás supuse que se podía gozar tanto de esta forma. Es otra de mis primeras veces. Es otra virginidad que pierdo. No puedo creer la cantidad de cosas que estoy aprendiendo, que estoy probando. Conocí más placeres en dos días que en mis 26 años. Es increíble. No puedo parar de asombrarme y de disfrutar. - Y si podés abrir tu mente vas a conocer muchas más… La segunda vuelta Luego de unos instantes de tranquilidad, me erguí sobre mis brazos y la mire… - Ahora me toca a mí… date vuelta… quiero besarte la espalda… Presta giró su cuerpo ofreciéndome el sublime espectáculo de su lomo y de sus cachas, cerradas en torno a su ojete. Abrió sus piernas invitándome mudamente a acomodarme dentro de ellas para poder realizar con mayor comodidad mi tarea. Me aupé sobre ella, apoyando mi vientre sobre sus nalgas, giré su cabeza de manera que quedara apoyada de lado y yo pudiese observar sus gestos, acomodé su extenso cabello a un costado de su cuerpo y ...
... le di un sonoro beso en su oído, que primero la hizo saltar y gritar y luego reír. Comencé a lamer su cuello, sus hombros, su espalda, subí y bajé por los flancos de su dorso, nada de la piel de su espalda quedó fuera del alcance de mi lengua. La coloqué en la base de la nuca y usándola como un pincel bajé siguiendo su espina hasta alcanzar el inicio del canal de su culo. Repetí el movimiento un par de veces hasta que llegado nuevamente a su coxis, levanté la cabeza para verla, ella parecía estar en otra dimensión. Le pedí que se abriera el culo para poder chuparla mejor. Mi pedido no generó ninguna reacción. Pensé que era el momento apropiado. Levanté mi mano derecho y con fuerza calculada la impacté sobre el centro de su globo derecho. Observé como la masa cárnica se bamboleaba de un lado a otra mientras ella, asustada, emitía un gritito y dirigía sus ojos hacia mí. La otra nalga fue ahora el objetivo del chirlo y nuevamente la primera -ahora con más fuerza- pero ahora dirigido el golpe hacia la unión del muslo con el glúteo. Lo repetí en el otro flanco. Cada impacto generaba un grito más profundo, más alto y más prolongado, revelador de que el ardor y el dolor de los cachetazos se internaba por sus neuronas hacia su médula y su cerebro. - ¿Porque me pegás? - Porque no me obedeciste. - ¿Qué? - Te pedí que te abrieras el culo con las manos para poder chuparlo y lamerlo mejor y ni siquiera me escuchaste. - Estaba en otro mundo. Estaba dentro de mí disfrutando mis sensaciones ...