-
El amor de mi esclava
Fecha: 28/04/2018, Categorías: Dominación BDSM Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... lengua sosteniéndola ahí. ¿Se entendió? Movió la cabeza en señal de afirmación. Hizo lo ordenado y sostuvo con ambas manos mi miembro sobre su lengua apuntando su extremo hacia la abertura bucal que se destacaba por su amplitud. Me relajé y sin dejar de mirarla inicié el meo. La orina salió impetuosa de mi meato urinario en u n chorro compacto que si dirigió impiadoso hacia su boca abierta cayendo sobre el tronco de la lengua. Su semblante se crispó en un ademán de rechazo y asco, pero no se movió ni un milímetro de su posición. El ambarino líquido se iba acumulando dentro de su boca, aumentando poco a poco el nivel. Ya no era un chorrito o unas gotitas como la otra vez, ahora le estaba arrojando una meada completa. Cuando el producto de la sádica micción casi alcanzaba las comisuras de su boca, con la evidente posibilidad de su rebalse y derrame, corté el chorro manteniendo el pene sobre su lengua. La miré. Observe su subyugada actitud frente a la denigrante humillación a la que era sometida. - Sacá la pija de tu lengua sin soltarla. Mantenela agarrada con las dos manos. Cerrá la boca y tragá todo lo que juntaste. Estudié detenidamente sus gestos y movimientos. Percibí la apertura de sus ojos. Advertí como el fluido derramado comenzaba a transitar por su garganta. Me di cuenta del esfuerzo que hacía por ingerir la totalidad del denso líquido colocado en su boca. Cuando terminó de tragar, me miró, volvió a abrir la boca, colocó el apéndice sobre su lengua nuevamente y con ...
... un ligero movimiento vertical de su cabeza en señal de asentimiento, me indicó que podía continuar. Así lo hice. Repetí el proceso en cinco oportunidades hasta que logré la evacuación total de mi vejiga. Tomé sus manos, las retiré de mi pedazo y tirando de ellas la hice pararse. Cuando estuvimos al mismo nivel la abracé con fuerza y determinación la besé profundamente. Nuestras bocas compartieron así los restos del licor vesical. Al separarnos una sonrisa hizo que sintiera que ella se había sentido acompañada por su amo en el proceso humillatorio y si bien había llegado a la profundidad final y límite de su degradación, su envilecimiento había sido acompañado por su verdugo, lo que hizo que la víctima se sintiese no tan sola. Apoyó la cabeza sobre mi hombro y así abrazados, retornamos al lecho que aún mostraba los vestigios de las batallas libradas en una guerra no finalizada pero que ya exhibía al claro vencedor de la contienda, yo. Nos acostamos uno junto al otro, ella apoyó su cabeza sobre mi pecho y se acurrucó a mi lado. El tiempo transcurrió sólido y majestuoso en medio de nuestro silencio total. Cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos, recordando sus propias sensaciones. Respeté su silencio y su introversión. Debía darle un poco de espacio propio para que su dignidad y su autoestima no estallasen y desapareciesen. Ya llegaría la oportunidad de partir a la caza de esas reflexiones. Levanté mi cabeza, apoyándola en mi mano y el brazo sobre el codo. Dirigí mis ...