El amor de mi esclava
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... a que te meen encime, te llenen la boca de orina y encima te la tengas que tragar y ahora la tengo guardada en el estómago. Estoy sorprendida por mis propias contradicciones, por un lado sentí asco, vergüenza, desprecio de mi misma y por el otro encaré la situación con orgullo, con hidalguía y, obedeciendo todas tus órdenes, supe traspasar el gélido momento del hecho mismo para emerger después como tu hembra domada que sigue a tu lado vigilante, silenciosa y entregada. - Si pudieses cambiar algo ¿Qué cambiarías? - Nada. Dejemos que el destino corra y entreguémonos en sus manos. - ¿Sos feliz? - Siento la inmensa felicidad de haber hecho todo lo posible para satisfacer a mi amo y señor. Espero haber estado a la altura de las expectativas de mi dueño. Me siento confiada y tranquila porque me jugué entera por lograrlo, fui mucho más allá de lo que pensé que era capaz de hacer. Apoyé la cabeza sobre la almohada, la abracé y apoyé su cabeza sobre mi pecho, entrecerré los ojos y dejé que los recuerdos fluyesen caudalosos hacia mi conciencia, reviviendo las vivencias y experiencias de los últimos días. El tiempo pasó silencioso e inadvertido, la somnolencia me iba ganando, Claudia estaba tan quieta que creí que estaba dormida. - No pensé que fueras tan sádico. No podés hacerme esto. Puse mi mejor buena voluntad. Me aguanté los mamporros cayesen donde cayesen. No es justo. Era una voz que surgía de entre las tinieblas de mi sueño. Realmente no entendía de que estaba hablando. - No ...
... entiendo. ¿Por qué me decís todo eso? ¿Por lo que pasó antes? - No es por lo de antes si no por lo de ahora. - ¿Qué de ahora? Me alcé y la miré. - Sos un maldito. No me decís nada. Me estoy desesperando por saber si aprobé las tres etapas. Si tenemos futuro, como camina nuestro proyecto y vos sos una tumba, ni una palabra, ni una insinuación ni un guiño siquiera. Una cantarina carcajada resonó entre mis labios, lo que hizo que se enojara más aún. - Claro, no me contestás nada y encima te reís de mí. Está bien que seas mi amo y mi dueño y yo sea tu puta y tu esclava, pero creo tener algún mínimo derecho a saber si realmente lo soy. Volví a reír. La abracé fuertemente, apoyé mis labios sobre los suyos y la miré en la profundidad de sus cristalinas pupilas. - Sí, amor, claro que superaste las pruebas, por supuesto que sos mi puta y mi esclava. Fuiste sobresaliente y destacada en las dos cosas. ¿Crees que puedo ser tan estúpido de perder la oportunidad de poseer y dominar a la mejor hembra que existe sobre la superficie del planeta? - ¿Porqué no me decís nada entonces? ¿Querés hacerme sufrir más todavía? ¿No te alcanzó con lo que me atormentaste antes? - Te voy a decir dos cosas. La primera es que tenés razón. Te lo debería haber dicho. Perdoname. Los amos también nos podemos equivocar y tenemos que saber pedir disculpas. La segunda, es que me parece que te estás pasando con tus reclamos, te estás excediendo. Acordate que sos mi esclava no mi par, así que -aunque tengas razón- no te ...