1. Mi Cuñada...


    Fecha: 28/04/2018, Categorías: Primera Vez Sexo en Grupo Voyerismo Autor: Etalon30, Fuente: xHamster

    ... gastos y en confianza”, rozando descaradamente sus curvas so pretexto del baile. Ah, el reggaeton, hermosa justificación para poder gozar el cuerpo de una mujer frente a los demás, incluso de tu cuñada frente a tu propia esposa.La música seguía y seguía, parecía interminable, las curvas de mi cuñada se movían cada vez más sugerentemente, apoyaba constantemente mis manos en sus caderas justo ahí, en donde la curva de sus nalgas se hacía más profusa y no había riesgo de que se m*****ara, y ella ponía sus manos sobre las mías, moviendo sus caderas de un lado a otro, y ayudando disimuladamente a bajar milímetro a milímetro mis manos, en una peligrosa operación en la que ambos éramos cómplices, pero que no nos atrevíamos a confesar. Pasados unos minutos, mis manos ya no estaban apoyadas en sus caderas, sino que ayudaban descaradamente en el delicioso movimiento de su redondo culo, subían y bajaban con toda libertad siempre acompañadas por las suyas, comenzando en su diminuta cintura en donde mis dedos tenían la posibilidad de tocar su piel desnuda, y bajando cadenciosamente por los costados de sus nalgas y hasta sus bien formados muslos, por encima de su falda. La suave tela se deslizaba entre mis dedos fácilmente, pero yo me preguntaba como sería su piel, como se sentiría el rose de mis dedos directamente con la piel desnuda en sus piernas.El reggaeton seguía sonando con toda su fuerza, y las parejas en la pista cada vez nos arremolinábamos con más sensualidad; de cuando en ...
    ... cuando mi cuñada me miraba a los ojos, no podía más que interpretar lujuria en su mirada, probablemente me equivocaba, pero como el borracho piensa que todos a su alrededor están borrachos, yo pensaba y juraba que mi cuñada estaba experimentando en su cuerpo las mismas sensaciones que recorrían el mío desde hacía un rato.Llevé entonces nuestra travesura un poco más allá, cada vez que mis manos bajaban por sus piernas, intentaba bajarlas un poco más, hasta conseguir tocar su piel directamente, eventualmente lo logré, en una de tantas caricias, mis manos se deslizaron por debajo de su falda, y lentamente las fui subiendo hasta sentir el sudor de sus muslos, fue una sensación indescriptible; el sudor lubricó por decirlo así el movimiento, haciéndolo si es posible más erótico, Gaby se detuvo una fracción de segundo y volteó a mirarme, por un momento pensé que el juego terminaba ahí; pero no fue así, sonrió y siguió bailando como si nada hubiera pasado.Con la confianza que ello representaba, mis manos ya no sintieron temor alguno, y empezaron a subir y bajar por debajo de su falda. Nuestros cuerpos estaban tan pegados que la operación era casi imperceptible para los que nos rodeaban, que pensándolo bien se habían vuelvo cómplices de nuestro pecado.El sudor de mis manos combinado con el de sus piernas acabó por excitarme aún más, esta vez la operación era a la inversa, mis manos iban subiendo disimuladamente por sus piernas, con el firme y descabellado propósito de llegar a ese anhelado ...
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