El siniestro profesor Leiva. Parte 2
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
Flor estaba sentada, con las piernas cruzadas, detrás del escritorio. Habían quedado pocos alumnos dentro del aula, y estaban en el fondo jugando a las cartas, pero aun así, Natalia acercó una silla y se sentó pegada a su amiga, para hablar en susurros. - Contame ya, qué onda con el profesor Leiva. – dijo, yendo al grano. - ¿Qué onda de qué? Ninguna onda tengo con ese tipo, pero escúchame que te cuento lo que pasó. - Dale. - El tipo desde hace rato que me viene tirando onda… - No me habías contado nada. – Reprochó Natalia. - ¿Y qué querés que te cuente? Pero pará, no interrumpas. - Se corrió a un costado un mechón de pelo, y dio una mirada panorámica a todos lados para asegurarse de que no había nadie cerca. – No te conté nada porque no era importante. Al menos no al principio. – Dijo, bajando aún más la voz. Natalia comprendió que lo que se venía era un chisme jugoso, así que se acercó más a su amiga, y sus cabezas quedaron casi pegadas. – Al principio sólo eran piropos. – siguió diciendo Florencia. – Boludeces como “qué bien te levantaste” o “qué suerte que empecé el día viéndote”, pero de apoco fueron subiendo de tono “que bien te queda esa blusa”, me dijo una vez, clavándome la mirada en las tetas. - Ay, que tarado. – acotó Natalia. – Pero me imagino que pasó algo más grave que eso. Me dijiste que lo viste con una alumna. ¡Dale, contá! - Bueno, pará que te quiero contar desde el principio. – Dijo, Florencia, y cuando se dio cuenta de que había levantado la voz, miró a ...
... todas partes para ver si alguien la estaba escuchando. Pero los chicos seguían jugando al truco en el fondo del aula, y de afuera se oía el ruido de los alumnos yendo y viniendo por los pasillos. – cuando me empezó a decir ese tipo de cosas, yo supuse que como lo trataba con buena onda, él pensaba que le estaba dando cabida para que me levante, así que empecé a esquivarlo, si me lo cruzaba en la sala de profesores, o en el comedor, fingía no verlo, y sólo lo saludaba si no quedaba otra. Pero entonces me empezó a mandar mensajes. - ¿Y qué te ponía? ¿De dónde sacó el número? -Preguntó Natalia intrigada. - No sé de dónde lo sacó, no me lo dijo. Y los mensajes eran cada vez más zarpados. Lo que más me molesta del tipo, es que no se haya molestado en conquistarme. - Ay Flor, vos no cambiás más. – Le recriminó Natalia, que siempre le había parecido un tanto peligrosa esa faceta promiscua que tenía su amiga. Florencia tenía muchos compañeros sexuales, y a la mayoría, los conocía muy poco, y más de una vez se enredó con algún violento. Si el profesor Leiva supiera lo fácil que sería llevársela a la cama, sólo siendo atento y amable, ya se hubiese acostado con ella. - Y bueno, si ya sabés como soy. – dijo Florencia. – Pero bueno, dejá de interrumpirme. - dijo mirando la hora en la pantalla de su celular.- a veces me escribía a media noche. Me preguntaba cómo me vestía para dormir, si usaba pijama, o ropa interior. Esa vez le contesté, le dije que me parecía que se estaba desubicando, que ...