1. El siniestro profesor Leiva. Parte 2


    Fecha: 28/04/2018, Categorías: No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo nunca le había dado tanta confianza como para que me dijera esas cosas, y además le mentí de que tenía novio. ¿sabés lo que me contestó cuando le dije eso? - ¿Qué? - “Qué vas a tener novio vos, si con semejante cuerpo, una sola pija no te alcanza”. Eso me contestó. - Ay, no te puedo creer que sea tan hijo de puta. - Te juro que me puso eso, hasta tengo el mensaje grabado. Yo me quedé tan asombrada esa vez, que no supe qué ponerle. Pero al otro día le dije que ya había sobrepasado todos los límites, y que lo iba a acusar con las autoridades de la universidad por acoso, y bloqueé su celular. - ¡Pero Flor! ¿cómo no me contaste esto antes? - Esto pasó hace dos semanas. Y nada, tenía pensado contártelo en un lugar más cómodo. En tu casa o en la mía, pero estas semanas estuve a mil. - Bueno, está bien hermosa. – le dijo Natalia, apoyando su mano sobre la de su amiga, para consolarla. - ¿Y cómo siguió todo? - La verdad es que en ese momento no hice ninguna denuncia. Después de que lo bloqueé, no me habló más por un tiempo, y yo empecé a pasar los recreos acá adentro. Casi no nos cruzamos. Cuando lo veo, me pongo bastante nerviosa, pero no había sucedido nada más, decidí dejar las cosas así. Bah, no pasó nada hasta hace una semana, un par de días antes de que ese hijo de puta pasara por acá y nos saludara ¿te acordás? - Cómo no me voy a acordar si te pusiste re mal cuando lo viste. - Si, bueno, resulta que me lo había cruzado en el estacionamiento. Yo estaba un poco lejos, pero ...
    ... vi que se subía a su auto con una alumna del curso de ingreso. Me di cuenta de que era del curso de ingreso, porque llevaba puesto el jumper que usan las chicas de la secundaria viste. - ¡Pero esa piba debe ser menor de edad! – Se escandalizó Natalia. - Puede ser, aunque también puede ser que ya tenga los dieciocho. - ¿y viste algo raro, o sólo la llevaba en el auto. - Sí, vi. – Dijo Florencia, consultando nuevamente la hora. Quedaban cinco minutos para que termine el recreo. – cuando salían del estacionamiento, pasaron al lado mío. Él me miró sonriendo y luego desvío la vista hacia las piernas de la pendeja, y ahí noté que el profesor Leiva tenía una mano encima de ella, y le corría la pollera, y la acariciaba. - No te puedo creer. - Creelo. Pero lo que más me indignó, y me enojó, fue que la chica en cuestión, tenía la cara asustada, no disfrutaba lo que le hacía él, pero tampoco hacía nada para evitarlo. - Dios mío, que tipo turbio. – Acotó Natalia. - Ya de por sí acostare con una alumna es causal de despido, pero si la piba es menor de edad, puede hasta ir en cana. Tenemos que usar eso para que deje de molestarte. - Si, pero pará. Que no terminé todavía. - Dale. - Al otro día vino acá, en el recreo. El aula estaba como ahora, con algunos de los chicos en el fondo, jugando a las cartas. Ellos saben que a mí no me molesta esas boludeces, pero en fin… Se acerca el tipo, con ese olor a desodorante barato que tiene, y me susurra al oído. “¿Qué pasa que estás tan seria conmigo? ...