En el probador del Zara del Factory
Fecha: 29/04/2018,
Categorías:
Fetichismo
Hetero
Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
Yo creo que tengo alguna ropa que es eterna. Os lo digo en serio. En mi armario hay algún chándal o alguna sudadera que no sé ni cuando compré. Quizás en la facultad? Se me va la memoria, pero recuerdo que siempre que he abierto el armario han estado ahí. Sin embargo los y las que tenéis niños sabréis que eso, en sus casos, es más que un sueño. Tengo un niño sobre los tres años y es desesperante ver como la ropa se le queda pequeña en cuestión de meses. Yo diría de semanas en algunos casos. Que sí, que vale. Que es bueno que crezcan y tal… pero joder. Tengo ropa con las etiquetas puestas, ropa sin estrenar, que ya no le tapa ni el ombligo. Pues nada. En esa estamos y por esa razón mi mujer mi dijo que, de cara al calor de Sevilla, que estaba ya a la vuelta de la esquina, deberíamos comprar bastante ropa para el pequeño. No vamos a dejarlo desnudo… así que a comprar ropa se dijo. Visita a las típicas tiendas tipo Kiabi y ropa para el armario. Compramos alguna y dejamos otra para otras visitas a tiendas. Era una mañana de martes. Había dado la casualidad que ni ella ni yo trabajábamos ese día. Y me propuso ir a por ropa al Factory. El Factory es un espacio de tiendas que hay cerca del aeropuerto de Sevilla. Venden outlets, ropa de saldo y tal. Lo vi bien, ya que allí podíamos rellenar algo más el armario del niño y un martes por la mañana no estaría, como era costumbre en ese sitio, saturado de gente. Aparcamos cerca de la puerta. Todo un éxito conociendo el lugar. A la ...
... entrada hay una gran fuente y unos macetones enormes. Entramos y ante el primer escaparate ya mi mujer se paró. Debo admitiros que suelo ir a comprar con mi mujer. Pero me desespera su forma de comprar. Creo, o es leyenda urbana, que es habitual en la mujer eso de mirar y mirar antes de comprar algo. Mi mujer, por lo menos, lo certifica. Yo suelo ser mucho más directo al comprar. Es más, creo que si en el súper pusieran la zona de cervezas a la entrada del mismo ahorraría mucha suela de zapato. Pero bueno… sobrellevo la forma de comprar de mi mujer. Pero tras cuarenta minutos de entrar en tiendas y tal y llevar las manos vacías, mi cara debía ser un poema. Eran ya las 13 y poco, y nada de compra. Mi mujer, que no es tonta, debió darse cuenta y me dijo que porqué no la esperaba tomando una cerveza en el 100 Montaitos, un local de comida que hay allí. Y que si tardaba que nos veríamos en el Zara, sabréis lo que es, que ella quería mirar para ella unos pantalones. Vi el cielo abierto. Cambiar los paseos y paradas en los escaparates por una jarra de cerveza era lo mejor que me podía pasar en aquel momento. Me pedí la jarra y me senté en unas mesitas bajas que tienen allí de madera. Había pocas personas en esos momentos en el bar. Vamos, había poca gente en general en el propio Factory, pero esa una bendición. A pequeños sorbos me bebí la jarra de cerveza mirando alrededor y observando algunos maravillosos cuerpos que pasaban por allí. Uffff. La verdad es que las vistas allí no eran ...