Vacaciones merecidas (1)
Fecha: 30/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
En primer lugar quiero que os hagáis una idea de la pareja que formamos, somos un matrimonio de aproximadamente 50 años, sin hijos, socialmente estamos en un status medio-alto y sin problemas financieros y nuestras vidas discurren (o discurrían) en una monotonía total y absoluta. Sexualmente nuestra relación era últimamente muy esporádica y casi sin ningún tipo de deseo y nuestro matrimonio poco a poco se estaba yendo a pique y lo peor de todo, es que no poníamos ningún tipo de remedio para salvarlo. En mí trabajo me había visto súper agobiado en los últimos seis meses hasta que un buen día mí cuerpo dijo basta, me dio un aviso a modo de un amago de infarto y el médico me recomendó un reposo o aquello podía degenerar en algo peor. Creo que lo mejor que me pudo pasar fue aquel amago de infarto, pues nuestras vidas han cambiado por completo. Decidimos tomarnos unas macro vacaciones para que me recuperase físicamente y de camino poder salvar nuestro matrimonio, después de mucho pensar donde nos podríamos ir, elegimos una de las más pequeñas islas del archipiélago canario en un pequeñito hotel de apenas veinte habitaciones y de trato completamente familiar, aquello era una delicia y algo con lo que siempre habíamos planeado en vacaciones, pero mí trabajo siempre me lo impedía. El planning de vacaciones era muy simple, del hotel a la playa, de la playa al restaurante, vuelta a la playa y regresar al hotel para cenar y descansar; todo esto era lo más de nuestro programa de ...
... vacaciones. La playa nos quedaba muy cerca del hotel y por lo tanto íbamos andando solo con nuestros bañadores y las toallas, como la única edificación que había en la zona era el hotel, la playa era únicamente usada por los residentes del hotel, aunque a nosotros nos gustaba otra pequeña cala que había un poco más retirada en la cual mí mujer y yo nos desnudábamos para bañarnos y tomar el sol, cosa que desde siempre hemos hecho. Llevábamos unos cuatro días de vacaciones, estábamos tomando el sol completamente desnudos y mí mujer me susurró al oído que nunca habíamos tenido sexo en un lugar público y era algo que le atraía hacerlo, me incorporé lentamente mirándola fijamente con cara de interrogación y a continuación miré a mí alrededor por si había alguien cerca. - ¿Estás loca? Eso son cosas de la gente joven, nosotros ya estamos maduritos para eso. - ¿De gente joven? El sexo lo pide el cuerpo y no tiene edad, no me seas remilgado, ¡joder!. Aquella conducta de mí mujer me dejó perplejo, la verdad es que para nuestra edad nos conservamos físicamente en muy buen estado, mí mujer siempre causa envidia entre todas sus amigas y cuando salgo a pasear con ella provoca bastantes miradas entre los hombres, cosa que en el fondo me enorgullece bastante. Como había dejado a mí mujer un poco cortada, decidí restar un poco de tensión y tumbándome en cruz sobre la arena le dijo que era todo suyo, que podía empezar por donde deseara. Mí mujer me miró con una sonrisa pícara y empezó a acariciarme ...