Vacaciones merecidas (1)
Fecha: 30/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... lentamente por el pecho, al tocarme los pezones noté un cosquilleo que me subió desde los testículos y mí pene tuvo una pequeña contracción, síntoma de que aquello le había gustado, ella siguió con las caricias y dejó de caer un poco de saliva en mí pezón izquierdo y después de masajearlo unos segundos, me propinó un pellizco que al pronto me dio un dolor intenso pero a la vez un tremendo placer, mí pene era el baremo de aquello pues estaba totalmente erecto y con unas buenas proporciones. Sus labios se acercaron a los míos y cuando iban a besarme, se retiraron sin poder completar el beso, pero la punta de su lengua acarició mís labios, aquello me produjo una reacción de calor que me inundó el cuerpo, realmente me estaba poniendo muy cachondo y mí mujer me estaba excitando de una forma que hacía muchísimos años que no sentía. Siguió jugando con su lengua, lamiéndome la cara, el cuello, luego fue bajando y empezó a masajearme el pene, que ya estaba durísimo pareciendo que iba a reventar, me lamió todo el glande a la misma vez que me dejaba bastante saliva y con sus dedos me acariciaba, yo me retorcía en la arena de placer, tenía mís ojos cerrados y mí mujer me seguía acariciando, siempre con aquella pausa, muy despacio, dándome a entender que teníamos todo el tiempo del mundo para hacer el amor y lo único que importaba ahora era disfrutar de aquel momento. Noté su lengua jugando con mís testículos y un dedo suyo me acariciaba en la entrada de mí culo y la verdad sea dicha, ...
... aquella sensación me agradaba bastante, se introdujo el dedo en la boca y llenándolo de saliva me volvió a acariciar mí culo el cual se estaba dilatando y mí esfínter dejó de apretar, mí mujer notándolo me introdujo un poco de su dedo y me empezó a follarme lentamente, mí placer era muy grande y empezó a quejarme de gozo y mís quejidos eran algo audibles, pero en ese momento nada me importaba, estaba completamente desinhibido. Mí mujer se acarició su coño y metiéndose un dedo en su rajita que estaba súper húmeda, se lo llevó luego a su boca y saboreó su dedo. - ¡¡Ahhh, que rico!! ¿Quieres probarlo, guarro?. - ¡¡Sí!!. Se metió el dedo en su coño y completamente mojado me lo pasó por los labios, yo abría mí boca y sacaba mí lengua y ella me volvió a dar a probar sus flujos, estaban buenísimos, nunca los había saboreado como ahora. Le toqué el coño y cual sería mí sorpresa al comprobar que las dos piernas las tenía completamente mojadas, pues de su coño salía una cantidad tremenda de flujo a pesar de su edad. Mí mujer se subió encima de mí y empezó a cabalgarme, le rogué que lo hiciera lentamente, entre lo caliente que estaba y el tiempo que llevaba sin hacer el amor, temía que me corriese demasiado pronto y terminara aquel momento tan extraordinario. Poco a poco fui acostumbrándome a su cabalgada y ella empezó a moverse más rápido, de pronto empezó a gemir y con unos apagados gritos, noté como de su coño volvía a salir una gran cantidad de flujo, se estaba corriendo de una manera ...