1. Entre-acto. La gorda


    Fecha: 03/05/2018, Categorías: Dominación Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... —Mejor en la cama, estoy mojada con solo verte, me la puedes meter deprisa, quiero mandar esa rozadura de la parte interior de los muslos. Obedecí. Se echó sobre la cama rodando una vez, y mirando al techo y separando las piernas dijo. —Amo, soy tuya, trátame como mujer que soy, no me importa si me haces daño, pero date prisa. Todo lo que había pensado se había deshecho con sus palabras. Por un lado decía que no le importaba y ahora había que darse prisa debido a la hora que era. —¡No lo pienses más!, queda poco tiempo. Y dejé que ella le guiara en su interior, con sus dos manos le situó en la entrada de la vagina, y ella fue variando su posición acercando su cuerpo al mío, por tanto ella fue la que inició la penetración, se penetró despacio, se mordía los labios cerrando los ojos, parecía gustarle, levemente gimió, intentó ocultarlo, eso no me gustó nada, se reprimía, luego sus manos fueron a mis costados. Sentí como sus muslos se apretaron, y quedamos pegados. —¡Ahora irrumpe en mi con fuerza!, quiero algo muy rápido, no te preocupe el daño, así lo quiero. Había cerrado los ojos, y seguí sus órdenes, empecé despacio y poco a poco fui aumentando el ritmo de la embestida, ella se movía a la vez y nuestros cuerpos chocaban, no era el movimiento normal, fue cuando cerró sus ojos, lloraba de forma desconsolada, le dije de parar, pero negó con la cabeza, era la primera vez que veía eso y sollozando dijo que deprisa. Sus muslos se apretaron un poco más, empecé a emplear más ...
    ... fuerza ya que sus muslos ya eran un obstáculo. Tuve que centrarme en lo absurdo, creí que no podría terminar lo absurdo que había montado, pero lo que sentí fue lo contrario de lo normal, asco de mí mismo, su comportamiento me dejaba fuera de juego. Ella siguió moviéndose despacio y yo retrocedí lentamente, yo tenía molestias por el rozamiento de sus muslos. Se dio cuenta que yo no quería terminar en su interior y su voz era ronca. —Salte despacio, y haz la fotografía. Tuve que emplear fuerza ya que sus muslos ahora me impedían salir de su vagina. Ya afuera de su tenaza observé las señales, debía escocerle, pero ese es su deseo, hice once fotografías, por cierto, su vulva era fea, desagradable. Se trataba de una fina abertura cerrada, no eso es finolis, un corte vertical lleno de pelo, la zona peluda empezaba en el monte de venus y hacía que ese triángulo tuviera un lado más largo que se perdía debajo de la vulva. Quise ver el clítoris, hasta ahora todos se podían ver debido a la excitación, los labios siempre los he visto separados, podía verles sin tener que separarlos con los dedos, esta tía estaba cerrada en todos los aspectos, también estaba oculto y de nuevo habló con esa extraño tono. —Por cierto, me has dejado una agradable molestia en el fondo de la vagina, por tanto nuestras medidas se ajustan. Quité la memoria de la cámara sin querer escucharla y, y abrió la carpeta, de las once fotografías ella selecciono tres fotografías. La primera que hice, su cuerpo desnudo junto a ...
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