La puta, mi jefe y yo
Fecha: 03/05/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Hefeiston, Fuente: CuentoRelatos
... contactar con su miembro. Yo, obedecí su orden y le di un sonoro beso en el capullo, luego me lo volví a meter en la boca para morderlo con suavidad. -No, ese beso no vale, tienes que esforzarte más. –me dijo. Levante un poco la cabeza, sacándome aquel manjar de su interior, y sin más dilaciones, le pase mi húmeda lengua por toda la longitud de su verga. Repetí el gesto varias veces, hasta que guiado por la mano de ramón, que dirigía mis movimientos, abrí la boca y deje entrar poco a poco cada centímetro de su durísima verga. Chupaba aquel miembro con maestría, haciendo gemir a mi jefe como un poseso, tras apenas un minuto de mamada, Ramón cogió el mando, abrió la puerta y me pidió que entráramos al chalet. Nos sentamos en el salón, mirándonos, cuando ramón me dijo algo que me dejo flipado. -No creas que soy gay, lo que pasa es que el alcohol me descontrola. Sus palabras me dejaron sin reacción. Esperaba que se abalanzara sobre mí, arrancándose la ropa y follandome como loco en el sofá, y en cambio, le entro la vena macho y me corto el rollo. Solo pude seguirle la corriente y contestarle que aquello no saldría nunca de allí. Ramón, se cerró los pantalones, cogió el teléfono y llamo a una amiga suya, prostituta de profesión, tras cinco minutos explicándole la situación, colgó diciéndome que en media hora la teníamos allí. Tras colgar el teléfono, Ramón se sentó a mi lado, pegando sus piernas a las mías. Pasó su brazo derecho tras mi espalda, hasta posar su mano sobre mi ...
... hombro. Me llevó hasta el con fuerza, mientras su mano derecha alcanzaba el centro de mi pecho, justo sobre el primer botón de mi camisa. Fue desabrochando uno a uno cada cierre de mi prenda, aprovechando para acariciar mi torso desnudo. Me había desecho ya de la camisa, para permitir que sus dedos acariciaran cada centímetro de mi pecho. Al mismo tiempo, Ramón obligaba a mi cara, acercarse a la suya, llegando a tener sus ardientes labios a pocos milímetros de los míos. En esa situación, me lance a por él. Tras humedecerme levemente los labios, alcancé su boca. Primero fue un leve roce, seguido de un más insistente beso. Mi lengua entro sigilosamente en su cueva, saliendo al encuentro de su húmedo músculo. Tras el primer contacto, casi accidental, deje que nuestras lenguas se reconocieran, danzando levemente una alrededor de la otra, desinhibiéndonos cada vez más. Tras un minuto escaso, Ramón estaba tumbado boca arriba sobre el sofá, desnudo de cintura para arriba y con el pantalón en el suelo. Lucia solo unos pequeños gayumbos, que apenas conseguían vestir su verga empalmada. Sobre el reposaba mi cuerpo, cubierto igualmente por los slip, que dejaban asomarse por un lado mi rabo. Mientras nuestras lenguas jugaban entre sí, nuestras traviesas manos inspeccionaban la anatomía del otro. Mis dedos rodeaban su dura verga, subiendo y bajando a lo largo de la misma, dándole una discreta paja. Ramón a su vez, tenía la mano metida en mi slip robándome la verga, mientras nuestros discretos ...