Me encanta el sexo (III: El Regreso)
Fecha: 04/05/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Luego de descansar parte de la tarde, decidimos emprender el regreso a nuestro hogar. La experiencias vividas en los últimos tres días habían cambiado por completo nuestras vidas. Nos sentíamos mucho más unidos y con mucha mas confianza que antes. Lo cierto es que se había desatado en mí una sensación de "calentura permanente", o sea que desde esos días vivo deseando tener sexo en todo momento y en cualquier situación. Enterado mi esposo de mi nueva "sexualidad", decide convertirme en una máquina de sexo y poder realizar todas sus fantasías, por supuesto que yo no me voy a oponer nunca. Para el viaje en auto, como hacía bastante calor, me había vestido únicamente con una solera muy cortita, amplia y escotada, de esas que tienen toda la espalda descubierta y solamente adelante cubre un poco los senos, pero si me inclino hacia algún lado, permite ver mis senos que por la excitación constante se ven muy grandes y duros. La faldita es tan corta que solamente de ir sentada permite ver hasta el nacimiento de mis piernas. Alberto lleva remera y short deportivo, por lo que cualquier cambio en el estado de su pene es fácilmente visible para mí. Apenas comenzamos el viaje de retorno, me inclino hacia él y comienzo a tocarle el pene, hasta que lo saco fuera del short y se lo comienzo a chupar. Esa es una cosa que a él le gusta mucho, pero no es fácil hacerlo acabar. Estaba ya anocheciendo cuando vemos un grupo de muchachos haciendo auto stop en la ruta. Es bueno aclarar que por esa ...
... ruta pasa muy poco transito, y menos de noche. Pasamos por ellos y Alberto me consulta sobre si para y los recogemos. El caso es que son seis y si bien nuestro auto es bastante espacioso, para que entren todos deberemos viajar bastante apretados. Nos da un poco de pena imaginarlos solos en la ruta durante toda la noche, por lo que decidimos parar y preguntarles hacia adonde viajan. Legan corriendo hasta nuestro auto que había parado unos quinientos metros delante de ellos. Debido al calor y la caminata, todos viajan de short y remera, menos dos que viajan sin ella. Les consultamos hacia adonde viajan y nos dicen que simplemente han salido a hacer verano y van para cualquier balneario del este, por lo que les quedan como setecientos kilómetros por recorrer. Me bajo para ayudarlos a acomodar sus mochilas en el porta equipajes del auto y se quedan mirándome de boca abierta y veo como sus bultos se agrandan solamente con observarme agacharme y acomodar las mochilas. Mientras los demás se acomodan en el asiento trasero, dos de ellos me ayudan a hacer espacio entre nuestro equipaje y aprovechan para echarme una mirada a fondo y yo aprovecho para rozar "casualmente" sus bultos con mi cola, entonces un de ellos, se apoya también casualmente, apretándome contra el auto fingiendo un tropiezo. Yo le respondo empujando hacia atrás con mi cola y nos pedimos disculpas mutuamente. Cuando vamos a acomodarnos nos damos cuenta que solamente quedaba espacio para dos y apretados. Alberto al ver la ...