Recuerdos de juventud
Fecha: 05/05/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: dilucidando, Fuente: RelatosEróticos
A medida que avanzan los años te cruzas con personas que pasan a formar parte de tu vida y después desaparecen para ser parte de tu pasado olvidado. Un día te pones a recordar las situaciones, que pese al tiempo, probablemente hayan sido las mejores de tu vida a pesar de terminar pronto por ser demasiado jovenes y querer vivir otras experiencias. Seguir aprendiendo y viviendo en definitiva. No hace mucho vino a mi memoria la primera chica con la que empecé a mantener una relación más o menos formal. Y hoy precisamente me excito al pensar en ello. Al recordar su cuerpo vestido, y tambien desnudo. Era rubia de pelo largo, con los ojos verdes y cara de niña buena , pechos grandes y la piel muy muy suave. Su cuerpo era voluptuoso, bien moldeado, con caderas anchas. Cuando empezamos a tener relaciones ella era algo inexperta, pero nada torpe. Sus anteriores relaciones supongo que no despertaron en ella la pasión que descubrí al poco de que nosotros comenzáramos a acostarnos. Después de unas cuantas veces se convirtió en una auténtica máquina sexual, para mi sorpresa evidentemente . . . Porque al inicio se limitaba a tumbarse en la cama y dejarse hacer. Pero después nunca tuvo suficiente. Recuerdo que un día estábamos solos en mi casa. Teníamos toda la tarde y habíamos quedado para acostarnos. Comenzamos los preliminares, nos acariciamos, nos excitamos mucho y nos estábamos recorriendo de arriba abajo. Ese día estaba muy inquieta, tenía la míarada diferente a otros días, como ...
... cuando un gato está buscando algo y no sabe por donde atacar. Yo estaba tumbado en la cama desnudo, empalmado, esperando a que hiciera cosas. Ella tumbada sobre mi, moviendose inquieta, sintiendo mi piel pasando sus pechos desnudo por mi polla que ya tenía ganas de penetrarla. Por aquel entonces me la tocaba poco. Le daba como miedo. Siempre tímidamente. Por eso ansiaba follarla ya, porque su piel y sus caricias me excitaban mucho. Me besó el pecho, el cuello y luego puso entre sus pechos mi polla erecta. Se movió, jugó con ella y sonrió. ¿ Puedo darle un beso? Me preguntó. Nunca antes me la había chupado, así que deseaba no solo que le diera un beso, sino que se la metiera entera en la boca. Bajó, la agarró, la miró unos instantes como si dudara de cómo hacerlo, y le dió un beso en el glande. Sentí el calor de sus labios solo una décima de segundo. Porque fue solo eso. Un beso. Siguió moviendola muy despacio, otra vez asustada por su inexperiencia supongo, pero no dejaba de mirarla. Yo quería más, mucho más. Quería sentir otra vez el calor de sus labios, sentir tambien la humedad de su lengua, sentir su saliba, su respiración. Lo quería y se lo pedí. le pedí otro beso y aceptó. no solo uno. Unos cuantos. Me excitaba muchísimo aquella situación. Supongo que a todos nos asalta la impacienciencia, y lo que mas excita es centrarse en si realmente cumplirá con nuestros deseo. ¿Quieres que te la chupe? preguntó. La respuesta es obvia. Se metió el glande en la boca y se quedó quieta. No ...