1. Despertar Otoñal


    Fecha: 06/05/2018, Categorías: Gays Autor: diabolo2010, Fuente: SexoSinTabues

    En la casi totalidad de los relatos sobre la primera experiencia gay, normalmente esta ocurre en la niñez o en la temprana juventud, donde aflora y se manifiesta en nosotros esa parte de feminidad que nos hace desear a chicos de nuestro mismo sexo. En mi caso particular esto no fue así. Por muy extraño que parezca crecí y viví niñez, juventud y buena parte de la edad madura dentro de un esquema totalmente heterosexual, mis juegos y diversiones fueron siempre los que corresponden a un hombrecito, y ya desde la pubertad me sentí atraído por las chicas, con quienes me relacioné de manera muy desenvuelta en materia de amoríos y relaciones sexuales desde los inicios de mi juventud, hasta terminar, después de no menos de tres relaciones serias, felizmente casado a los 27 años con la madre de mis dos hijos. Ya en la vida matrimonial, debo confesar que tuve también relaciones sexuales extramaritales con algunas mujeres, principalmente compañeras de trabajo y secretarias de la empresa donde trabajo, pero nunca, ni por asomo, me inquietó el sexo con otro hombre. Así las cosas y ya rondando los 50 años, acabo de descubrir esa faceta de mi personalidad, que lejos de lamentar, me alegro de haber descubierto y disfrutado. Las cosas ocurrieron de esta manera: Como ejecutivo de la empresa petrolera en que trabajo, coordino actividades en varios centros de la costa del Golfo, desde Veracruz hasta Reynosa, Tamaulipas, lo cual me obliga a viajar constantemente a diversos lugares. En un viaje ...
    ... precisamente a la ciudad de Reynosa, después de haber dejado el hotel, por una serie de contratiempos tuve que permanecer un día más, encontrándome con la novedad de que ya no había habitaciones disponibles. Cuando me trataban de conseguir alojamiento en otro hotel, se acercó Raúl, un joven informático de la compañía que realizaba un proyecto en la oficina de Reynosa. Al enterarse del problema, me ofreció compartir su habitación que tenía dos camas matrimoniales. Hechos los arreglos de registro en el hotel y aliviado de no tener que ir a otro lado, invité a Raúl a cenar en el restaurante después de tomar unas copas en el bar. Además del trato fino y educado, cualidades que ya le conocía, tenía una conversación agradable, así que fue muy buena compañía durante la cena y aún más en el bar, donde me sorprendió con sus conocimientos de beisbol mientras veíamos las ultimas dos entradas de un partido de grandes ligas. Ya en la habitación continuamos conversando y amablemente me cedió el baño para darme una ducha. Las cosas ocurrieron de una manera tan inesperada, que aun me sorprendo que se hayan dado con tanta facilidad. Salí del baño solo en boxer, comentándole que me tenía que aplicar una crema en los hombros para aliviar una contractura muscular, mientras buscaba la crema en mi maleta no pude dejar de observar a Raúl que se había desvestido, quedándose tan solo con una pequeño short, mostrando un cuerpo que llamaba la atención y no se podía ignorar: unas piernas perfectas y un ...
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