1. Poda 10


    Fecha: 08/05/2018, Categorías: Hetero Autor: renegadomonti, Fuente: SexoSinTabues

    ... supuesto que acepté esa ayuda inesperada pero bienvenida. Con una de sus manos separó los bordes, los labios de la conchita de Pao, y con la otra asió mi miembro y lo colocó en el lugar adecuado sosteniéndolo firmente con su manito. Pao parecía no participar del hecho a pesar de que su respiración se notaba acelerada. Su rostro se había tornado rojizo. Su piel se tornó más caliente. Solo se dejaba hacer. Una vez bien afianzada mi daga en la entrada de su vagina, y sostenida con firmeza por la mano de Lara, comencé a empujar. Primero suavemente. Una, dos, tres, cuatro veces. Nada. Empujé con un poco más de fuerza. Nada. Afianzaba mis pies contra el colchón y presionaba tratando de vencer esa resistencia obstinada que me presentaban esos labios gordezuelos y calientes. Nada. Transpiraba. Empujaba. Luchaba por entrar pero no lo conseguía. Era algo desesperante. Mi calentura subía a cada instante, a cada tentativa frustrada. Ya se había tornado en una lucha. Por un lado, esa cerrada entrada al cuerpo de la niña. Por el otro, mi furiosa y dura verga. Cada uno desempeñaba el papel asignado en tan desigual combate, Lara empuñando y manteniendo firmemente ubicada en el lugar preciso a la dura estaca de carne, separando a su vez los bordes de tan deliciosa y difícil entrada. Pao tendida sobre la cama con sus piernitas bien separadas a la espera de conseguir lo que deseaba. Que la dura pija se incrustara en su cuerpo. Yo, furioso, enloquecido, desesperado de deseo por clavar mi ...
    ... verga en tan prieto como delicioso estuche. Pero era obvio que con tres voluntades aunadas para un mismo fin el resultado no podía ser otro que el éxito. De pronto la resistencia se vio debilitada y esta debilidad fue aprovechada por mí ya que sentí que mi verga lograba introducirse un poco entre esos prietos labios. Pao acusó el impacto. La distensión de su entrada vaginal le produjo un poco de dolor. Sus carnes se abrían tratando de contener a su enhiesto visitante. Pero la diferencia de tamaños era demasiada como para no sufrirla. Abrió sus ojos y exhaló un leve quejido. Me quedé quieto unos instantes tratando de recuperar energías, ya que el desgaste había sido, y era importante, pero el resultado conseguido valía la pena. A todo esto Lara no soltaba mi verga y la mantenía firmemente ubicada en el sitio conseguido, y me informaba que ya le había metido la cabeza de mi pija a su hermanita. Eso era un logro importante si tomamos en cuenta las dimensiones del glande de mi verga. Esto yo ya lo sabía, lo sentía, lo percibía, y Pao también no solo lo sentía, sino que también lo sufría. La ajustada entrada había cedido un poco, solo faltaba avanzar hacia el interior de ese cuerpito hasta donde diera lugar. Una vez recuperadas mis energías, volví al ataque. Empujé con fuerza y sentí como sus carnes cedían. Una vez más Pao emitió un quejido. Y no solo eso, sino que también abrió sus ojos y se enderezó un poco. A todo esto Lara no cejaba en su empeño de mantener firme y en el lugar ...
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