Laura, la pijita
Fecha: 24/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... adelante, ofreciendo a mi boca el apetitoso manjar de sus redonditas tetas y sus afilados pezones. Sus peras se pasearon por mi cara dos o tres veces, antes de que yo sacase mi lengua y comenzase a propinar húmedos lametones a sus ardientes pezones. Abrí mi boca y chupé sus tetas y pezones con entusiasmo. Mi nariz barrió su canalillo antes de que mis labios se aplicasen en succionar sus pezones, que lamí y mordisqueé, dedicándome el cuerpo y alma a tan grata labor. La respiración de Laura se tornó jadeante a medida que su coño se estimulaba por el contacto con mi verga y sus tetas se hinchaban como consecuencia de la labor de mis labios y mi lengua sobre ellas. Cuando noté que sus movimientos se comenzaban a tornar más acuciantes, y sus gemidos más audibles, me incorporé. Hundí mi cara en su garganta, que lamí con pasión. Las piernas de Laura abrazaron mi cintura, quedando ambos sentados cara a cara. El culo de Laura se aposentó sobre mis muslos, y mi la punta de mi polla, guiada por las manos de Laura, quedó apuntada sobre la entrada de su sexo. Las manos de Laura se posaron sobre mis hombros, y nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso. Agarré fuertemente el culo de mi contrincante y fui acercándolo hacia mí lentamente, mientras mi polla, dura como el acero iba abriéndose paso en su interior. Ya estaba casi la mitad de mi verga acoplada en su interior, cuando de un fuerte apretón atraje a Laura hacia mí, de manera que toda mi polla se clavó completamente dentro de ...
... su coñito, en un único y seco estacazo. Laura emitió un gritito, al tiempo que todo su cuerpo se vio sacudido por el rápido movimiento. Sus dedos se clavaron en mi espalda y su cabeza se venció hacia atrás. Con toda la longitud de mi sexo enterrado dentro del cuerpo de Laura, le susurré al oído: "Ahora, cariño, me voy a comenzar a mover, y te vas a volver loca". Comencé a alejar y a atraer a Laura sobre mí a intervalos regulares en los que mi polla desaparecía y reaparecía dentro de su cuerpo más allá de los pelillos de su pubis, que temblaba con cada acometida de mi sexo. Laura comenzó a jadear con fuerza, para dar luego paso a gemidos cada vez más fuertes, al tiempo que continuaba penetrándola sin tregua. Su cuerpo se dobló hacia atrás, apoyó sus manos en el suelo tras de sí, y apoyando los pies en el suelo, elevó el culo para comenzar a ser ella la que marcaba con sus movimientos de cadera el ritmo con el que mi rabo se enterraba una y otra vez en su agujerito ansioso. Mis manos, aferradas a su cintura sólo mantenían la dirección para evitar que mi nabo se saliese de su coño. Su pelvis iba y venía de arriba a abajo, y su vagina se amarraba a mi sexo, que salía y entraba de ella con cada una de sus oscilaciones. De la garganta de Laura emergían ahogados gritos de placer. Su tetas, levantadas hacia el techo y rematadas por las protuberancias de los pezones, se henchían y temblaban cada vez que mi miembro se alojaba en su interior. La visión de su vientre plano temblando a ...