1. Enamorada de mi verga


    Fecha: 15/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... apretaba la verga, lo cual me excitó mucho más, aceleré el ritmo, parecía que la fuera a reventar, y, en ese momento, le eyaculé todo mi semen hirviente, una parte quedó en su culo, y la otra ella rápidamente logró sacarse mi pene, se giró, y se lo metió en la boca, succionando de mí hasta la última gota, luego quedamos rendidos en la cama. Me levanté, y me lavé la verga, y me fui a tender de nuevo en la cama. Me dijo que había quedado completamente exhausta, y, a modo de broma, dijo que yo era un depravado, por todo lo que le había hecho, pero que era lo más maravilloso que le había pasado. Le respondí que aún faltaba más, y me dijo que era imposible, que ya no tenía fuerzas. Sin pensarlo, me quedé dormido. De repente, me desperté al sentir una sensación de placer en mi pene, abrí los ojos, y vi que era ella, que estaba pegada como un ternero a mi verga, la estaba mamando, metiéndola y sacándola, la metía hasta lo más profundo de su garganta. Me chupaba la punta, y me la succionaba con tanta fuerza que a veces me dolía, y yo me encorvaba del placer. Pronto sentí como mi verga crecía aún más dentro de su boca. Entonces, la agarré de los cabellos, y empecé con un movimiento rítmico, como si la hubiera penetrado por la chocha o por el culo. Luego, sin sacarle mi pene de su boca, di un giro sobre mi espalda y la acomodé a ella, de tal forma que mi boca quedó bajo sus genitales, formando así el famoso 69. Sus labios vaginales estaban chorreando. Empecé a besarlos suavemente, ...
    ... acomodando mi boca en su vagina, mientras con las manos le habría las dos nalgas, para observar el huequito de su culo, el cual trataba de abrirse y cerrarse. Con la lengua, busque su culo, y le metí la puntica, así mismo, también le succionaba el culito, a lo cual, ella dejaba de mamarme el pene. Yo creo que el placer que sentía la hacía parar y gemir inmediatamente. De nuevo, regresaba con mi lengua y le buscaba su chocha, le introducía también mi lengua entre su vagina, lo más que podía, al tiempo que con los dedos, también, se los metía en su culito, ya lubricado. Yo sentía su leche correr sobre mi cara, y mis labios y mi excitación aumentó aun más. Entonces, aceleré la chupada que le daba en sus labios vaginales, los cuales besaba uno por uno, recorriéndolos completamente, y, saboreándolos en mi boca, le encontré el clítoris, y se lo chupé sin compasión, mordiéndolo suavemente con mis dientes, o apretándolo con mis labios. Ella ya no podía resistir, me dejó de mamar, y se vino en un gran orgasmo que parecía no terminar. Pero yo aún no había terminado, y de nuevo le introduje mi pene en su boca, agarrándola de los cabellos la obligué a mamar aún con más fuerza, y más rápido, yo sentía que ya iba a eyacular. Cuando empezaron a botar los primeros chorros de semen, ella sintió que yo ya iba a derramarme, e intentó sacarla de la boca, pero yo no se lo permití, la agarré con más fuerza contra mí. Le dije: ¡bueno perra!, ¿Antes querías y ahora ya no?. Tienes que terminar lo que ...
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