Intercambio en mi cumpleaños
Fecha: 16/05/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Mario, Fuente: CuentoRelatos
Era mi día y según las reglas del juego me correspondía ser homenajeado y disponer de todos los goces que pudieran proporcionarme Silvana y aquella pareja con la que habíamos entablado una simpática relación de buen rollo y placer sin límites. Para Silvana y para mí habían constituido un bálsamo en nuestra vida sexual, puesto que nos habían abierto una perspectiva totalmente lúdica, un juego sexual compartido en el que cabían las fantasías de todos los jugadores; y todo ello dentro de un marco de frescura vital, sin claroscuros. Por iniciativa de Artur, una iniciativa que le agradecí y valoré por su justa elegancia, habíamos decidido celebrar la fiesta en su casa. Así que cuando llegó el día acudimos a la cita en el ático de la calle Tallers, donde fuimos recibidos por una Esther sumamente atractiva -se había cortado la melena y el cabello corto le hacía parecer aún más juvenil, aparte de realzar su cara- embutida en un vestido-túnica que dejaba sus hombros al descubierto y no dejaba lugar a dudas acerca de la desnudez que envolvía. Artur se mantenía igual, jovial y educado, con aquella elegancia natural que le hacía atractivo. Nos acomodamos y dimos cuenta de una botella de champagne mientras nos poníamos al día de nuestras vidas desde la última vez que nos habíamos visto, que había sido precisamente allí mismo con ocasión del aniversario de Artur. La visión de Esther, espléndida, me complacía en extremo: estaba muy guapa. Mientras la veía no podía evitar pensar que dentro ...
... de poco podría disfrutar de ella y con ella y estos fugaces pensamientos iban anidando rápidamente en mi cabeza, haciéndome crecer el gusanillo de la excitación. Artur y Silvana hablaban entre ellos y en un momento dado, embelesado por la vista y la conversación de Esther, me pareció percibir que cuchicheaban algo en voz baja, de resultas de lo cual ambos se rieron quedamente. Pasé el brazo por detrás de los hombros desnudos de Esther y la abracé, atrayéndola hacia mí. Acomodó su cabeza en mi hombro y cerrando los ojos me ofreció su boca entreabierta. Nos besamos como dos enamorados y nuestras lenguas se enzarzaron en un placentero morreo que me hizo perder el mundo de vista, pues aquella chiquilla era una gozada dando lengua. Artur y Silvana nos contemplaban mientras bebían champagne y percibí que ella se levantaba para dirigirse al cuarto de baño. A los pocos minutos regresó a la sala vestida únicamente con braga y sujetador negros y nuevos, pues no los conocía. Se situó en el centro de la sala y giró lentamente varias veces sobre sí misma para exhibirse. -¿Te gustan?- me preguntó. -Sí, mucho- respondí -¿Son nuevos? -Sí, me los acaba de regalar Artur para ti-. Esther se levantó y mediante unos hábiles movimientos se despojó de su vestido, que cayó al suelo revelando su espléndida desnudez. Apremié para ir al dormitorio. Me senté en la cama y las observé atentamente. Silvana se quitó las bragas y continuó con su sujetador, se lo quitó sin demasiada prisa. Me fui quitando la ...