Espiando a Marcela, mi compañera de trabajo
Fecha: 17/05/2018,
Categorías:
Voyerismo
Fantasías Eróticas
Autor: brandonloredo, Fuente: CuentoRelatos
... salivita decía mi abuelo, cuando por fin entro apretadísima, que sus labios vaginales quedaron cubriendo mi pene en buena extensión, ella lanzo una exclamación en inglés. Fuck me!!! Yo sentía como si una mano me estuviera apretando la riata, pensé, tengo que concentrarme o se me van a chorrear los frenos antes de tiempo, y poco a poco fuimos agarrando ritmo frenético, la verga ya había hecho el agujero amplio a su medida, y ahora ya cogíamos a placer, la muy perra se hacia la que no quería y ahora estaba ahí abierta de piernas con una tranca metida en su vagina. Y ahí subidos en la escalera cogimos rico mucho rato, yo la embestía como toro, ella recibía el pedazo de carne dura y palpitante, su puchita se ajustaba a la circunferencia de mi verga, líquidos escurrían por las piernas de ella, una putita bien hecha. En el fragor de la batalla se me ocurrió de pronto darle por el chiquito, y le dije –Te lo puedo meter por tu colita amor? Ella presa de la calentura solo asintió, y yo me dispuse a perforar otro apretado agujero. Si el vagina estaba apretada este estaba tremendamente apretado, seguramente cagaba espagueti, porque otra cosa no podría salir de un agujero tan pequeño, pero para eso es el taladro y me dispuse a perforar no sin antes ponerle lubricante natural, que escurría de mi verga. Apunte la cabeza al anito de mi perrita y lo empuje, y nada. Estaba cerrado. En cada empujón ella intentaba aflojar su esfínter, pero la cosa seguía cerrada. Pero el que es perforador sabe ...
... las técnicas, y me moje en saliva mi dedo menor, y empecé a taladrar, después de un rato, el esfínter cedió un poco y entro mi dedo meñique, luego metí otro un poco más grueso y así nos fuimos, hasta que de rato ya cabía el más grueso de mis dedos el pulgar. Era tiempo de meter la barrena gruesa, e intente meterla y ella me dijo –Vamos a bajarnos mejor, porque estoy muy incómoda. Ok como digas amor. Y nos bajamos, despegándome de su cuerpecito lindo. Fuimos a su escritorio, y ahí ella se empino, y ahora ya un poco más cómodos, le puente la cabezota de mi verga a su colita un poco dilatada, pero no entraba, -aguanta le dije –dale dijo ella. –ahí te va. Y empuje y empuje, hasta que su ano se abrió y empezó a pasar el miembro, ella lloraba diciéndome me duele, no lo voy a aguantar. .-espera cariño, ahora pasa el dolor, apenas tenía la cabeza dentro. Yo puse más lubricante en la barrena, y lo metí un centímetro más, la putita estaba aguantando vara. Su carita denotaba dolor, pero no pedía tregua, quería más. –Tu esposo no te lo mete por ahí, le pregunté. –No, no le gusta. Pero a mí sí. Sigue Peter, sigue!!! Yo puse todo mi empeño en la faena, duro y duro la cogí como a nadie, durante un buen rato, su culo se había dilatado lo suficiente, ahora ya disfrutaba ella de la verga, y se lo sacaba para mirar su agujero y le quedaba así distendido, y se la volvía a meter, meter y meter. Ella se corría y se corría, dando pequeños gritos de gata en celo. Y sucedió lo que tenía que suceder, ...