Venganza de mujer
Fecha: 19/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... convencido que estaba en casa de mi suegra. Ni noticia y le tuve que decir que no se preocupara, que había salido de compras y nos desencontramos, y qué se yo cuántas boludeces por el estilo. A las tres horas sonó el teléfono y corrí. Tenía que ser ella, dónde estás, pregunté apenas levanté el tubo. No, Tito, soy yo, todavía no llegó ? No suegra, todavía no llegó, le contesté y tuve que poner más excusas para que no se preocupara porque ella ya quería venir para casa e ir a la policía si era necesario, porque con las cosas que pasan hoy en día y todo eso. Logré convencerla que no era necesario y corté la comunicación justo en el momento que escuché la llave en el cerrojo. - Hola, volviste, le dije tratando de mostrarme tranquilo. - Si, no me ves ?, retrucó sin vacilar. - Donde fuistes ? - Ya te dije lo que iba a hacer así que ahora no me molestes, ¿ sí ?. Estoy cansada y me quiero ir a dormir, contestó, yendo hacia la cocina. - ¿ Cómo te fué ?, le repregunté con tono marcadamente sarcástico. - Bien, muy pero muy bien !!, me recontestó con tono sobrador. - ¿ Y qué hicistes para que te fuera tan bien ? inquirí insistiendo en el tono sarcástico. - ¿ Querés saber lo que hice ? recontestó dando la vuelta y sosteniendo mi mirada. Sin darme tiempo a decir nada siguió: - Mejor, en vez de contártelo, sentate y te muestro, querés ?. - Dale, sentate, insistió mi mujercita al ver que yo no me movía. Lo hice. Se acercó a dos pasos frente a mí y se levantó la pollera. No tenía ropa ...
... íntima. - Veo que te sacaste las bragas antes de entrar, le dije. - No querido, las bragas y el resto me la sacaron hace largo rato, apenas salí de acá, no ves que estoy mojada ? desafió. Era cierto, ví pequeñas perlas semitransparentes en la mata de pelambre. Y entreabriendo un poco las piernas continuó con el desafío: - Tocá, vas a ver y vas a sentir. Yo estiré el brazo y con el canto de la mano le recorrí la concha. - Veo que te diste una ducha en el bidet, seguro que en la casa de alguna de tus amigas, comenté, con dudas. - No papito, olé, olete la mano, vas a ver que rico perfume. Me pareció que era olor a concha nomás y así se lo dije. - Pero..., que poco olfato tenés, maridito mío - en tono canchero y sobrador - no reconocés el olor a macho. Volví a oler el canto de la mano y como no me convenció la volví a tocar, esta vez metiendo y recogiendo el flujo con mis dedos. - Así, muñequito, ahora probá, olé. Negándome a creerlo todavía supe que era cierto, era olor a macho, a leche, a esperma !!. Y te voy a dar otra noticia, querido mío, dijo, aprovechándose de mi estupor y - mientras hablaba, dió media vuelta y se agachó poniendo sus hermosas ancas a escasos veinte centímetros de mi cara; al mismo tiempo, sosteniéndose la pollera con sus brazos para matenerla arrollada en la cintura, se tomó los glúteos con las manos, abriéndoselos, mostrándome su orificio trasero. Jamás había hecho eso. Me pareció verlo irritado. - ¿ Y ahora qué ?, pregunté con un hilo de voz. - Ahora, querido, ...