Aventuras en la piscina
Fecha: 20/05/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cabeza. Cuando llegué al otro extremo de la calle, decidí salir del agua, coger mi toalla y meterme corriendo en el vestuario. No podía soportar estar allí junto al chaval aquel sin atreverme a decir nada, así que pensé que lo mejor era largarme y no pensar más en aquello. Me metí en la ducha y empecé a enjabonarme. Pude escuchar la puerta del vestuario, y me imaginé que sería alguien que venía de fuera para bañarse en la piscina. Escuché cómo abría su mochila y caminaba hacia las duchas. Me limpié el jabón de los ojos y levanté la mirada. ¡Joder! ¡¡¡Era el chaval que estaba nadando en mi calle !!! Me puse super nervioso porque sabía que no me atrevería a decirle nada. Se metió en la ducha que había junto a la mía, se quitó el bañador y empezó a enjabonarse. Yo aproveché que él tenía los ojos cerrados y la cara llena de jabón para "echar un vistazo" por encima del murito que separa cada ducha. Su polla estaba gorda como una morcilla. Con una mano se enjabonaba la cabeza y con la otra no dejaba de acariciar su pene. No pude resistirlo más y le dije :"¡Buena pieza!", y él me dijo: "¿te gusta?". Entonces le contesté que me molaba mucho. Inmediatamente salió de su ducha y se metió en la mía. Mi corazón iba a 100 y por mi cabeza pasaban mil ideas a velocidad de vértigo. Vino directamente a por mi bañador, me lo sacó rápidamente y comenzó a manosearme los huevos. Mi polla estaba como nunca, lista para lo que hiciese falta. Después de preguntarnos nuestros nombres comenzamos a ...
... abrazarnos y a besarnos bajo el agua de la ducha que no cesaba de caer. Nuestros cuerpos, aún enjabonados, estaban super suaves. El roce de su polla con la mía provocaba en mí un placer intenso que quisiera conservar toda la vida. Su miembro erecto era delicioso en mi boca y sus labios carnosos eran un placer para mi paladar. Cómo pude disfrutar aquella mañana. Cuántas sensaciones, cuánto placer compartido con aquel chico en la ducha de la piscina. Estuvimos más de 10 minutos pegados el uno al otro, abrazándonos fuertemente, comiéndonos nuestros labios, restregándonos mutuamente nuestras pollas por delante y por detrás, emitiendo un pequeño gemido de placer cuando por fin casi nos corrimos a la vez. Su semen salió disparado hacia mis manos, que lo recogieron generosamente, y, según él me había pedido, yo me corrí en su pecho al tiempo que no dejábamos de morrearnos y disfrutar de nuestros sexos. Fue un momento apoteósico que pasó rápidamente, pero que los dos, bajo el agua de aquella ducha, en aquel vestuario vacío, pudimos saborear y gozar intensamente. Allí estábamos los, con nuestros cuerpos jabonosos y resbaladizos, cubiertos ahora de semen, calientes (casi hirviendo), sin dejar de cogernos los huevos, sin parar de manosear nuestras enormes pollas, sin poder dejar de besarnos por todo el cuerpo, con nuestras piernas entreabiertas, rozándose constantemente, abrazados fuertemente el uno al otro, casi enroscados a presión. Menos mal que durante todo ese tiempo no entró nadie al ...